Crónica

Los sábados de Lomana: Mi ruta secreta en San Sebastián y el beso de Trump

«Es inaceptable que un líder se exprese de esta manera. No podemos permitir esta falta de respeto»

Carmen Lomana
Carmen LomanaCedida

La semana pasada falté a mi cita con mis lectores. Se juntaron demasiadas cosas en un corto espacio de tiempo y me resultó imposible escribir. Entre ellas, mi viaje el viernes a San Sebastián, la ciudad donde he vivido gran parte de mi vida con mis padres y después la de casada. El reencuentro con mi ciudad siempre me supone un choque de sentimientos de alegría y melancolía muy fuerte. La gente de San Sebastián, mis amigas, me hicieron sentir en casa como si nada hubiese cambiado y, sin embargo, claro que mi vida ha cambiado muchísimo desde que decidí irme a Madrid para empezar una nueva vida, sin ganas, con tristeza, dejando atrás la etapa más feliz de mi vida junto a la de Londres.

El motivo de mi estancia en Donosti fue la presentación de mi nuevo libro «Pasión por la vida» en una preciosa galería de arte, La Central. Tenía dudas de la respuesta de la gente, ¡pero fue impresionante! Se llenó hasta el punto de que muchos no pudieron sentarse y agradezco muchísimo que aguantasen de pie dos horas.

Después de la presentación fuimos a cenar a un restaurante con vistas espectaculares a toda la bahía. Me acosté tardísimo, mereció la pena la charla, las risas y todos los recuerdos que afloraron. Mi amigo Álvaro Bermejo, con su prodigioso sentido del humor e inteligencia, nos hizo reír muchísimo, al igual que Begoña Ameztoy, personaje muy conocido en la ciudad. El sábado amanecí en el Hotel Londres con la bahía y la playa de la Concha a mis pies. Un día de sol espectacular, el agua como un lago tranquilo, muchas personas tumbadas en la arena al sol y otras bañándose. Todo era bello y armonioso. Me quedé un rato en el balcón sintiendo la dulzura del sol de abril, el olor y la humedad del mar que tanto añoré cuando llegué a Madrid. Sentí envidia de esa vida tan placentera y tan distinta de la mía ahora, y también me arrepentí de no tener un traje de baño para darme un chapuzón en esas aguas heladas que tanto me gustan y tonifican. A veces pienso que soy tan fuerte y con tan buena salud por la cantidad de baños de mar a lo largo de mi vida.

Carmen Lomana
Carmen LomanaCedida

El resto del día lo pasé con mi amiga del alma Rosa Cilveti. Comimos enfrente del mar en el Café de la Concha (Bataplan), ¡delicioso! A la hora de pagar, nos había invitado Tristán Montenegro, el propietario. Fue una enorme alegría encontrarme con la familia: su mujer, Maite Sabadell, muy querida y conocida por todos los donostiarras, con su hijo y su novia. Fue un día de paseos y encuentros muy emocionantes, con visita incluida a mis dos tiendas de referencia en moda: Auzmendi y Arbelaiz. Tienen una selección de un buen gusto ya difícil de encontrar en otros lugares.

La vuelta a la rutina nos sorprendió una vez más con las ideas y extravagancias del presidente Trump. No sé si tiene o no motivos en la subida de aranceles, lo que sí sé es que las últimas declaraciones de Donald Trump, en las que afirma que los países le están «llamando y besando el culo», son un claro reflejo de su falta de educación y respeto hacia los demás. Es inaceptable que un líder mundial se exprese de esta manera. No podemos permitir que la falta de educación y respeto de Trump hacia los demás se convierta en la norma. Debemos exigir más de nuestros líderes y trabajar juntos para construir un mundo más justo y equitativo.