Colaboración
Todos contra el fuego: el chef José Andrés y otros famosos que actúan en los incendios
De Paz Padilla a Jesús Calleja, los rostros conocidos unen fuerzas para combatir las llamas
En medio de una sofocante ola de calor, España arde. Una cadena devastadora de incendios forestales ha encendido el mapa de norte a sur, reduciendo a cenizas miles de hectáreas y sembrando el miedo entre comunidades enteras.
La geografía del desastre se extiende sin descanso desde Galicia a Andalucía, pasando por Madrid y Castilla y León, donde las llamas se han cobrado tres víctimas mortales. Dos de ellos, voluntarios que trabajan en la extinción de los incendios: Abel Ramos, de 35 años, quedó atrapado por un brusco cambio de viento cuando manejaba maquinaria para abrir cortafuegos. Su compañero, Jaime Aparicio, gravemente herido con quemaduras en el 85 % de su cuerpo, no resistió y falleció poco después en el hospital de Valladolid.
España entera contiene la respiración. Y en ese suspiro colectivo resuenan las voces de quienes han visto arder no solo el bosque, sino también parte de su identidad. Entre ellos, Jesús Calleja, aventurero incansable y enamorado confeso de la naturaleza, que desde la distancia comparte con sus seguidores el desgarro de ver arder su tierra natal, Castilla y León.
«Hoy es un día muy triste, estoy lejos de casa viendo cómo se quema y muere la vida de tantos lugares hermosos de mi tierra. Alguien decidió cambiar la belleza y la vida por el fuego, la destrucción y la muerte…», lamentó Calleja desde un motel en Canadá.
La distancia no le ha blindado del dolor. Con los ojos clavados en las imágenes que recorren las redes, el montañista no puede evitar que la emoción se le quiebre en la voz: «Viendo las imágenes se me quitan las ganas de todo. Conozco cada senda y cada rincón, y todo eso ya no está. Se ha quemado. Es mi tierra y lo vivo de otra manera. Está siendo horrible. Ayer os decía que es terrorismo medioambiental y lo es, porque son incendios provocados». Su exigencia es clara: endurecer la ley y tratar a los pirómanos «como terroristas medioambientales y ser implacables».
La indignación, teñida de impotencia, se expande como el humo. También Paz Padilla ha sentido en carne propia el zarpazo de las llamas. Para ella, el fuego no solo amenaza recuerdos y raíces, sino también su presente vital y profesional. La presentadora posee una casa en Zahara de los Atunes, en Cádiz, uno de los focos más dramáticos del verano. Allí regenta, además, dos negocios con fuerte carga emocional: la tienda de ropa No Ni Ná y el chiringuito El Trompeta, bautizado así en honor a su hermano Luis, fallecido en 2021. Ambos locales han tenido que bajar la persiana, obligados por la emergencia. «Quiero daros las gracias a todos los mensajes que hemos recibido en nuestras redes de apoyo y preocupación. También al pueblo de Zahara, en nombre de todos los afectados, que sé que han respondido de forma muy rápida y muy solidaria, enseguida buscando alojamiento y comida para los afectados», agradece la presentadora, quien no se ha limitado a mirar desde la barrera: se ha implicado de lleno en la red de asociaciones vecinales, colaborando para levantar de nuevo la comunidad.
El esfuerzo compartido ha rendido frutos: «He estado hablando con la asociación de aquí del pueblo y ha sido muy intensa, han estado toda la noche trabajando, pero ya está todo controlado. Zahara de los Atunes vuelve a la normalidad».
La ayuda del chef José Andrés
Entre los testigos directos también se encuentra el chef José Andrés, que pasó de disfrutar de sus vacaciones en Zahara a convertirse en cronista involuntario de la catástrofe. Desde la orilla narró la huida de vecinos y el despliegue de medios: «La Guardia Civil está desalojando todas las viviendas de la Playa de los Alemanes. Varios helicópteros e hidroaviones del Plan Infoca sobrevuelan la zona. (...) El fuego de Zahara de los Atunes luce muy mal en estos momentos». Pero su papel no terminó ahí: su ONG, World Central Kitchen, movilizó desde Madrid camiones de comida rumbo a Ourense, donde comunidades enteras evacuaban a contrarreloj. Una respuesta inmediata a necesidades urgentes.
Las llamas, impredecibles y voraces, tampoco respetaron la tranquilidad de otros rostros conocidos. Los influencers Tomás Páramo y María García de Jaime fueron desalojados de su casa en Tarifa, obligados a abandonar precipitadamente sus pertenencias. Por fortuna, pudieron regresar poco después, aunque la experiencia les dejó el eco de un miedo que aún no se disipa. También el cantante Dani Martín y el actor Imanol Arias, habituales de la costa gaditana, siguen con atención la evolución de los incendios, que han convertido el verano en una pesadilla colectiva.
El país entero observa cómo las llamas, imparables, parecen trazar un mismo hilo de ceniza desde Galicia hasta Andalucía. Y mientras la naturaleza se convierte en carbón, lo que emerge con fuerza es un sentimiento de pérdida compartida y una ciudadanía unida contra el fuego.