Belleza

Yolanda Diaz y la evolución culminada en rubio de rica

Su melena, -a la par que su progresivo ascender por la galaxia de lo público- empieza a crecer, con reflejos más claros

Yolanda Díaz
Yolanda DíazGtres

Yolanda Díaz ha definido con ciego fanatismo su objetivo: la obsesión por la imagen. Jugando con las palabras, Federico Jiménez Losantos la llama “Yoly Tenacillas”, por su “tenaz” afición a las ondas en la melena, incluso en los grises tiempos de la pandemia. Ni los bucles de Kate Winstlet en pleno naufragio del Titanic podrían superar a los de la ferrolana.

La estudiada evolución de su apariencia la ha beneficiado, es evidente. Comenzó con ascético y comprometido look a lo Juana de Arco, con cabello corto y oscuro; nos recuerda vagamente a la tenaz y reconcentrada estudiante de nuestro barrio con la que nadie cruza una mirada. Pero su melena, -a la par que su progresivo ascender por la galaxia de lo público- empieza a crecer, con reflejos más claros que aportan mayor luminosidad y “empaque” a su rostro, logrando así un efecto rejuvenecedor hasta hoy que luce un rubio platino favorecedor. El volumen de su cabello también contribuye astutamente a este efecto juvenil, ya que ella sabe que cabello con cuerpo y densidad es juventud. Además, continúa usando capas, aunque ahora lo peina de manera que el cabello se mantiene más alejado del cuero cabelludo, proporcionando así más volumen, oscilando entre una buñuelesca Catherine Deneuve y la novia de Chucky.

Yolanda Diaz durante la segunda jornada del pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.
Yolanda Diaz durante la segunda jornada del pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.Alberto R. Roldán La Razón

Y enfatiza también sus rasgos en esta implacable evolución hacia lo divinamente sofisticado. Ya en la brumosa Galicia subrayaba la firmeza revolucionaria de sus ojos, con mística expresión a lo Lenin, (acero y revolución), resaltándola con suma destreza, con delineado tanto en la parte superior como en la inferior, sin olvidar el color de la línea de agua. Los lápices de ojos de colores eran una obsesiva constante; presagiando cataclismo social, combina negro, verde y azul… que a veces se difuminan, manchando su mirada. Pero desde que asumió el cargo de vicepresidenta, sus lápices son inexpugnables y se mantienen eternamente impolutos. El acero es apenas platino envuelto en algodón. El provinciano patito feo es ahora cosmopolita cisne de garras apenas afiladas…

La “it girl” de la izquierda cuida y subraya su perenne sonrisa, (su arma política), pintando de rojo intenso sus labios. Visita al Papa, sonríe como Pamela Anderson pero administra bien una fatigada expresión de santa antes del éxtasis místico.

Yolanda es casi guapa. ¿Acabará mereciendo una segunda mirada?