Opinión

La crónica de Amilibia: Pablo, porfa, dame el carnet de demócrata

Esos confortables cielos
Esos confortables cielosGonzalo Pérez MataLa Razón

Lo reconozco públicamente: me gustan los carnés. Tengo el de periodista, me gustaría tener uno de bufón (no sé dónde se expenden) y echo mucho de menos el de demócrata, mayormente para identificarme en las entrevistas ideológicas y en la puerta de los clubs a los que nunca perteneceré por admitir gente como yo (gracias, Groucho). Pablo Iglesias, gurú, padre espiritual de la progresía española y poseedor de las llaves del Club Celestial de los Demócratas Superguay y Molones, va y dice: «La derecha que tenemos en España a día de hoy no es democrática, ha sido vampirizada por el trumpismo. La derecha es una amenaza para la democracia». Vade retro, Satanás. Me imagino que sueña con decir como Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente».

O sea, que si piensas como Pablo, opinas lo mismo que Pablo y sobre todo crees en Pablo con gran fe, ya eres demócrata virtuoso y podrás entrar en su Club. Y si has sido vampirizado por el capitalismo salvaje, él te sacará del mundo de las tinieblas y te hará una diálisis democrática para dejarte el Rh como los chorros del oro. No creo que esté necesitado de liquidez, pero qué buen negocio sería abrir una oficina (física y digital) para el reparto de carnés de demócrata con tres categorías: de toda la vida, pata negra y pura cepa, por ejemplo. Incluso por colores: morado, rojo, arco iris o verde. También podrían ofrecer tatuajes con un descuento: la hoz y el martillo en la nalga izquierda o la cara de Putin en el pecho, a elegir.