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Opinión

La crónica de Amilibia: El cordial entre los cordiales, o sea, Feijóo

Sesion de control al Gobierno en el Senado. Alberto Nulez Feijoo. Jesus G. FeriaLa razon

Ha manifestado Feijóo que «cuando estemos en el Gobierno vamos a aplicar todas las herramientas del Estado de Derecho para conseguir la cordialidad lingüística en Cataluña». ¡Al fin! Porque hasta ahora los indepes se han pasado el Derecho y sus herramientas por la entrepierna, sin que hasta el momento se hayan registrado sarpullidos graves. No se sabe si el líder gallego sube o baja la escalera del nacionalismo (constitucional, dice), pero tendrá que explicar ahora, porfa, cómo se puede ser cordial con los desconocedores de tal virtud que, de paso, detestan el español y lo español. Quizá Alberto leyó en su día aquel bestseller de los años 30 que vendió millones de ejemplares: «Cómo ganar amigos e influir sobre las personas», de Dale Carnegie, y está aún bajo su benéfico influjo. El propósito del libro, según su autor, es «ayudar al lector a que descubra, desarrolle y aproveche los poderes latentes que no emplea».

Desconozco cómo anda de poderes latentes Supermán Feijóo y si podrá sobrevivir a la cantidad de kriptonita que la Moncloa le va a poner en la empanada de berberechos cada día, pero, de momento, a elegante y afable no le gana nadie. Creo que con retranca gallega, ha confesado en privado (lo cuenta Lamet) que él es un político de otra época, todo un caballero, y en Génova algunos piensan que quitarse el sombrero al paso de los adversarios está bien en el Camino de Santiago, pero quizá no en el sendero minado a la Moncloa. Porque además ha añadido: «Mirad a la gente a los ojos y no digáis palabras gruesas. No hay ninguna necesidad de atacar al Gobierno porque ellos se desacreditan solos».

Se empieza así y se termina recomendando las tres avemarías antes de acostarse. Digo.