Opinión

La crónica de Amilibia: Ella es real, ella es auténtica, ella es así

La ministra de Igualdad de España, Irene Montero
La ministra de Igualdad de España, Irene MonteroJuan Ignacio RoncoroniAgencia EFE

Los analistas llevan tiempo investigando sin resultado qué es Irene Montero y la necesidad de su presencia en el Gobierno. Unos dicen que vive en el Metaverso (uno suyo, no el de Zuckerberg) y otros que tiene alma de cántaro o de influencer LGTBI+ con una app de citas apostólicas: «Sólo sí es sí». Creen que incluso vive en la realidad virtual cuando besa casta y políticamente a su Pablo Iglesias. Quizá su alma, su mente intelectual, pueda explicarse a través de la física cuántica, que ahora trabaja la hipótesis de que existe y no existe a la vez. Todo es más sencillo: ella es real, ella es auténtica, ella es así. Se refleja en sus campañas, donde pone/impone su fe y la pasta de los contribuyentes, y en sus lemas: ahora toca esa que dice «soy real, soy auténtica» para mostrarnos cuerpos de mujeres gorditas, viejas, calvas, con pelos en las axilas…

Lucha contra los cuerpos irreales, o sea, los cuerpos cañón, las glorias del photoshop, por si acaso nos habíamos creído que todas las mujeres deberían ser como Pilar Rubio o Sara Carbonero, por ejemplo. Dios nos libre. No, hijos míos, nos viene a decir la Madre Irene: las mujeres reales y auténticas son así, y también merecen un sitio en el mercado laboral y en el de vuestros sueños. Paréntesis: se echa de menos una campaña contra los estereotipos de belleza masculinos como Jon Kortajarena o Pedro Sánchez, que tanto daño hacen a los tipos reales y auténticos como yo, viejo, calvo y con barriga panadera.

Hasta Cristina Almeida se ha venido arriba y confiesa que en su día rechazó un polvo con Bertín Osborne porque era «un señorito facha». Real y auténtica.