Un bolso Amazona de Loewe para Abascal: ¿qué modelo iría bien a nuestros políticos ?

Estilísticamente, el bolso nos eleva; emocionalmente; nos socorre. Es el complemento ideal y, si metemos mano en él, delatará nuestras manías, gustos y algún que otro vicio. ¿Por qué los hombres deberían contentarse con los bolsillos? En LA RAZÓN hemos jugado con la imaginación y cada uno de nuestros políticos llevará su propio bolso después de la polémica (involuntaria) creada por Ruibal y Borja Iglesias, jugadores del Real Betis al llevar sendos bolsos a una boda. La última moda dicta que los bolsos son también para los hombres.

En nuestra osadía fantasiosa, nos hemos permitido piezas icónicas de grandes firmas, no aptas para todos los bolsillos. ¿Para qué escatimar tratándose de imaginación? Sobre todo, hemos roto clichés, aun a riesgo de que se desate la cadena de insultos homófobos que sufrieron hace unos días Aitor Ruibal y Borja Iglesias, futbolistas del Betis, por vestir bolso en una boda. Su «outfit» debería haber sido una lección de estilo. Ruibal atinó con un clutch original de Alexander McQueen en negro y con asa para los nudillos. Cabría opinar si el estampado de Dior del delantero gallego, Iglesias, fue el más acertado tratándose de una ceremonia. En cualquier caso, su libertad les hizo elegantes y dejaron claro que el bolso es un complemento ideal. Debería formar parte del código de vestimenta masculino. Hemos alimentado nuestro sueño con un bolso de mano o de hombro de Carolina Herrera para Núñez Fejóo. Además de estiloso, la marca produce en su tierra, Galicia. Para Sánchez, el elegido es un Birkin de Hermés, el cabás rockero que se adapta igual a la oficina que al Falcon. A Rufián le hemos escogido una bandolera de Lupo Barcelona. Catalana y muy práctica. Para Abascal, nos hemos ido a la colección Amazona de Loewe, una firma que aúna lujo y moda española.

Los grandes diseñadores llevan tiempo intentando romper esos parámetros por los que se rige la moda masculina. Sin ir más lejos, el bolso baguette fue el accesorio estrella en el desfile masculino de Fendi en la Semana de la Moda de Milán. Y Balenciaga ha traspasado los límites con las primeras bailarinas de raso para hombre. Se llaman Léopold y llevan un pequeño lazo. Una coquetería disponible hasta la talla 46. Más allá de la extravagancia que se puede permitir la pasarela, hemos buscado propuestas prácticas y terrenales que empujan los límites y ayudan a que el hombre se exprese con lo inesperado y anteponga su comodidad. Nuestras sugerencias no dejan de ser un tímido intento más, pero también un paso al frente para luchar contra el monstruo de la homofobia. Es lo más urgente y podría ser una nueva definición del éxito. Al hombro, en la mano o estilo bandolera, las posibilidades para dar con un bolso con alma masculina que ocupe un espacio por derecho propio son infinitas.