Argentina

Una de padres: El de Chenoa habla de la boda de su hija y sobre el padre moroso de la rubia que brilla en Australia

Foto: Cristina Bejarano
Foto: Cristina Bejaranolarazon

Dicen que padre no hay más que uno, pero Chenoa tiene dos: el biológico, y Tati Marín, el marido de su madre. La cantante prepara su boda con Miguel Sánchez Encinas, un prestigioso urólogo con el que va a poner fin a su soltería.

Alguien me dirá que por qué me meto en camisas de once varas, pero me ha dado por llamar a Juan Carlos Corradini, que reside en Argentina. Tenemos una amistad en común. Después de charlar casi media hora sobre la política en España y Argentina, se ha abierto en canal para hablar de su hija. Otro día os hablaré del padre moroso de una rubia estrella española internacional que va dejando cosas a deber y presume de pobre, aunque su hija, que reside en las antípodas y está casada con uno de los macizos más macizos mazas del Universo, es millonaria en dólares. El papá tiene una posición económica más que desahogada gracias a su trabajo. Y lo peor es que intenta implicar en sus marrones como quien no quiere la cosa a su hija. El día menos pensado puede tener un disgusto.

El padre de Chenoa al contrario que este señor, que tiene nombre de un santo amante de los animales, sí que es pobre, rematadamente pobre. Y Chenoa, afirma, no le ayuda como debería, aunque sobre esto hay muchos puntos de vista. El suyo es el siguiente: “con doscientos dólares me solucionaría la vida...dejaría de ser un indigente, porque en Argentina todos los pensionistas somos indigentes”.

Le echó en cara que no se ocupó de su hija cuando era niña y me contesta que él y su madre eran prácticamente unos adolescentes cuando se casaron y tuvieron a Chenoa y a Sebastián, el único de sus hermanos con el que se habla: “Éramos prácticamente unas criaturas. Yo cada vez que iba a casa de sus padres me llevaba a Sebastián pero llevarme a María Laura no era fácil. Mi suegro, al que mis hijos tienen en el cielo como precursor de no se sabe qué cosa, decía a mi ex ‘de ese tipo no me hablés’, y mi hijo me lo contaba después”. La situación se deterioró, pero Juan Carlos Corradini no entiende cómo la madre de Chenoa, a quien dio permiso para que se llevara a sus hijos a España, no se los llevó al menos una vez al año para que él pudiera verlos. Sabe que no estará en la boda de su hija, ni tampoco los dos hijos hermanos de padre de Chenoa, fruto de otra relación de Juan Carlos. La cantante no quiere tener trato con ellos, me cuenta.

Sabe que para las fans de Chenoa, él es el malo de la película, pero desea ante todo que su hija sea muy feliz: “Yo no entendí nunca cómo una mujer tan bella y atractiva, tan ‘mujeraza’ como es Chenoa no se había casado y tenido hijos. ¿No será que ni a su madre, a quien yo llamo la ”reina madre” ni a su hermano no les interesa que la gallina de los huevos de oro viva su vida? Porque su padre de vida, Tati, trabaja con la discográfica, y su hermano es su representante. Y su madre es presidenta de los Clubs de fans y cada fan paga un euro al año, no lo olvidemos. Y si te casas la situación cambia. Ahora ella se debe a su marido y su marido a ella...Fíjate que yo aún no la veo casada”.

La vez que más se acercó su hija a él fue cuando le escribió una carta de su puño y letra diciéndole “que la palabra padre me quedaba grande, que a lo sumo podría ser un amigo, tendría 12 ó 13 años”. Es evidente que Juan Carlos Corradini se está justificando, que Chenoa tiene sus razones para sentirse dolida, y él le hace esta pregunta retórica: “¿Qué autoridad tenías para hablarme así? Nunca se te ocurrió sentarte delante de mí para preguntarme si fueron las cosas realmente como te las contaron o cuantas campanas tienen que sonar para que comprendas la realidad”. De Tati, el hombre a quien Chenoa considera su padre, el actual marido de su madre, tiene una buena opinión “Yo le respeto lo que ha hecho y se lo dije una vez a la cara: te agradezco que hayas criado a mis hijos biológicos, pero me gustaría que ellos me trataran como padre biológico porque las raíces son las raíces, y no se deben de dejar de regar nunca”. De su hija dice que es lista e inteligente, y que fue ella la artífice del triunfo de Bisbal: “Bisbal fue el amor de su vida. El no habría llegado a nada de no haberla conocido. Fue ella quien le dio las fuerzas necesarias para que terminara siendo lo que ha sido”. Cuenta que está escribiendo un libro en el que contará su verdad, y aunque no vaya a ir a la boda, afirma que no pierde la esperanza de que algún día su hija hable de él aunque sea para decir “tengo un padre biológico, al que no aguanto, no soporto, pero es mi padre”.