España

El señor Merkel por Carlos Alsina

La Razón
La RazónLa Razón

Obligado a recapitalizarse tras haber suspendido su «estrés test», el Partido Socialista invertirá los próximos meses, a garrotazos, en el relevo de su consejo de administración. Los votos son bonos a cuatro años: el capital en préstamo de que disponen los partidos, propiedad intrasferible del ciudadano que pone y quita parlamentarios. En ausencia temporal de oposición mayoritaria, Rajoy intentará probarnos las supuestas bondades del monopartidismo. Suyo es todo el poder, que no siempre es antesala de la gloria. El tablero de la crisis (y de la prima) no es español, sino europeo. Es la Unión quien está reiniciándose. El Times sostiene que Rajoy aprende inglés para intimar con David Cameron y levantar un contrapeso al eje franco alemán. Le presentan como un anglófilo «con sentido del humor británico» admirador confeso de míster Cameron. ¿Juntos David y Mariano para bajar los humos a Merkozy? La prensa anglosajona suele estar a por uvas de lo que se cuece en España. El inglés incipiente de Rajoy («my country is at risk») no tiene como objetivo frecuentar Downing Street, sino abordar a sus colegas continentales en los recesos de los consejos europeos. Es en los pasillos de la cumbres donde se forjan las grandes alianzas. Un alto ejecutivo financiero que viaja a Fráncfort dos veces por semana me cuenta que la señora Merkel anda receptiva: «A Zapatero no lo traga; con Rajoy apenas ha cruzado una palabra pero lo encuentra más parecido a ella». Esta Europa averiada –y reinventándose– en la que caen primeros ministros como moscas representa una oportunidad interesante para novatos con mayoría absoluta. A Merkel le vendría bien un amigo del alma sureño que alivie su imagen de «dominatrix de periféricos». Rajoy, oportunamente asesorado, aspira a convertirse en el mejor colega de la alemana, una Merkel en versión mediterránea. España, la Alemania del sur. Ésa es la idea.