«Divorcio a la finlandesa»: Poco amor y mucho «fou»

Un poco de memoria. Lyz Taylor y Richard Burton, completamente borrachos, se lanzan improperios y mortíferos dardos verbales en «¿Quién teme a Virginia Woolf?», aquella película que contaba una atroz historia que escribió para el teatro Edward Albee sobre la desa- venencias y los peligrosos juegos morales de un matrimonio destrozado. Qué poco tiene que ver el cine de Mika Kaurismäki con el de su hermano Aki y, menos todavía, qué poco se parece a Micke Nichols, el director de la cinta rodada en 1966. Y, sin embargo, esta taquicárdica comedia negra sin mucha gracia y demasiado burda recuerda en un momento dado la dureza con que aquella pareja intentaba una noche destrozarse las vidas. Y paren ustedes de contar similitudes sin olvidar algún ramalazo en la línea de la superior y malvada «La guerra de los Rose», que también. Excesivamente delirante (es un poco la marca de la casa; hablamos del mismo señor que realizó «Colgados en Los Ángeles») y disparatada (la historia paralela sobre unos familiares mafiosos no termina nunca de tener sentido; y qué absurda sobresaturación final de escenas erótico festivas) casi sólo se salva por el empeño de los actores que encarnan a los dos antipáticos protagonistas, que deciden divorciarse pero seguir compartiendo la casa. Mal asunto, pensará alguien. Aunque se trate de aducados europeos del norte, en cualquier país hay pasiones que matan. O, al menos, lo intentan. Pero como Mika, sin atinar.