Sudáfrica

Un triunfador con plaza fija en la «high class»

Decir de Ignacio González que es el «número dos» de Aguirre se queda, ahora más que nunca, corto. Se encontraron hace más de veinte años bajo el mandato de José María Aznar y desde entonces su relación basada en la lealtad y la admiración mutua no ha dejado de crecer.

Las carreras del vicepresidente y regional y la presidenta transcurren paralelas. Trabajaron juntos en el Ayuntamiento de Madrid cuando ella era concejal y juntos fueron al ministerio de Cultura
Las carreras del vicepresidente y regional y la presidenta transcurren paralelas. Trabajaron juntos en el Ayuntamiento de Madrid cuando ella era concejal y juntos fueron al ministerio de Culturalarazon

González y Aguirre son ya las dos caras de la misma moneda. Él en la sombra y ella expuesta a los flashes, son un tándem inseparable. Toda decisión que se toma en la Puerta del Sol, si no está consensuada con el vicepresidente, como poco está consultada, por eso ayer era el único que no esperaba la llamada de teléfono. Tiene plaza fija en la «high class».Pero aunque ya coincidió con Aguirre en el Ayuntamiento de Madrid y en el Ministerio de Cultura, su verdadera unión se produjo cuando ésta le «fichó» nada más ganar las primeras elecciones regionales, en octubre de 2003.

Aunque desde el principio fue vicepresidente y portavoz del Gobierno ha ido sumando competencias poco a poco. Y es que, el hombre que cada jueves se enfrenta al «control» de los periodistas y que cada día somete él a lo mismo a los consejeros, no siempre fue el único. Aunque siempre estuvo por encima, al principio tuvo que compartir la Vicepresidencia con Alfredo Prada. En 2008, el Congreso de Valencia desenmascaró al segundo y mostró al fidelidad sin límites de González, que perdió su puesto en el Comité Ejecutivo del partido. Como ahora con Granados, la deslealtad de Prada le dio la «exclusividad».

La publicación en 2010 de unas fotografías en las que se evidenciaba que fue seguido y espiado en un viaje privado a Colombia y a Sudáfrica estuvo a punto de sacarle de la política. Casado y con tres hijas, González se postuló para presidir Caja Madrid, pero una maniobra de última hora le apartó de su frustrada aventura en el mundo empresarial. Tras superar aquel capítulo, González volvió para quedarse e incluso asumió un nuevo reto, dirigir Cultura y Deportes. La imagen más dura del Gobierno no sólo se ha hecho un hueco entre bambalinas, también grandes amigos. Maribel Verdú, Alex de la Iglesia, González- Sinde y Albert Boadella son algunos de los que han descubierto que detrás de su imagen de hombre serio y calculador, hay un madridista, forofo de los toros.