Bruselas

Calderilla para el pepino

Agricultores, distribuidores, transportistas, jornaleros...Son muchos los afectados por una alarma apresurada y falaz. Es la consecuencia de la metedura de pata de Cornelia Prüfer-Storcks, la consejera de Sanidad de Hamburgo.

Calderilla para el pepino
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Ella señaló a los pepinos españoles como los culpables de la intoxicación que se ha cebado con el norte de Alemania – los casos superan los dos mil– y por ello, según apunta Pedro Barato, presidente de Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), ya suman «más de 500 millones de euros en pérdidas». Una cifra muy superior a los 150 millones de euros que el fondo de crisis de la Unión Europea prevé pagar a los afectados. «Es una propuesta irrisoria», declara Barato, con el que coincide José María Pozancos, director de FEPEX , la federación que aglutina a exportadores y productores del sector hortofrutícola: «Es insuficiente. No se puede dar una cifra tan baja a raíz de un problema que se ha generado por una mala gestión. Deben indemnizarnos con el 100 por ciento del daño que han causado. Estamos perdiendo unos 200 millones de euros semanales».

Asumir el coste íntegro de las pérdidas es lo que reivindican los productores y por ello, en la tarde del lunes, se reunieron con la ministra de Agricultura, Rosa Aguilar, horas antes de que viajara a Bruselas, donde ayer se reunió con sus homólogos europeos. «Una indemnización del 30 por ciento del valor de retirada no es suficiente. Varios países hemos suscrito un documento en el que reclamamos el 100 por ciento del valor de mercado», comentó la ministra a su entrada a la reunión. Pero, el problema radica en la insolvencia de los planes de crisis que gestiona la UE. Su Comisión está dispuesta a revisar su propuesta «al alza», según explicó el responsable comunitario de Agricultura, Dacian Ciolos, aunque «no creo que el presupuesto común pueda cubrir el total de las pérdidas». Unos daños que aumentan cada día: «Las exportaciones no remontan. La situación actual es similar a la de la semana pasada», añade Pozancos. Una situación difícil de remontar sin un lavado de imagen que no se producirá si «no se asumen responsabilidades y no se produce una rectificación oficial», añadió el director de FEPEX.

Mientras, en el campo español, la situación no mejora. Los precios siguen cayendo y los agricultores están empezando a tomar medidas drásticas, ante la enorme cantidad de excedente que se acumula en los almacenes. Quemar el género perecedero que no llegó a los hogares fue el primer paso. Ahora, los agricultores, principalmente andaluces, optan por arrancar las matas. En especial, de berenjena. Emilio, un comercial de Almería, no ocultaba su desesperación: «El mercado nacional no levanta cabeza. Para conseguir los ingresos que generaba el sector hace una semana tenemos que triplicar nuestras ventas, si no, no obtenemos ningún beneficio». De las ayudas europeas no quiere hablar: «Nosotros, los pequeños agricultores, no vamos a ver ni un euro. Se lo quedarán los intermediarios», concluye. Un punto en el que todos coinciden es en la competencia desleal que se está produciendo desde otros países europeos. «¿Cómo es posible que los tomates en rama que vienen de Holanda estén al mismo precio que el español?», apunta Emilio. Francia, entre otros, se está aprovechando de nuestra debilidad», añadió el presidente de Asaja.