Conciertos

Alejandro Sanz de vuelta al paraíso

Doña Letizia, una fan más
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Se abrió la noche con una fugaz actuación de Sara Vega, hermana de Paz y apadrinada en su debut discográfico por el propio Alejandro Sanz, que llenó el Palacio de los Deportes por tercera vez en apenas cuatro meses, señal inequívoca de que el público ha olvidado el patinazo de «No es lo mismo» (2003) y, sobre todo, «El tren de los momentos» (2006). Y lo ha hecho gracias a un álbum, «Looking for paradise», que no alcanza sus mayores logros, pero con el que ha recuperado esa chispa que le hizo levantarse unas cuantas cabezas por encima de otros compañeros de generación.


Regreso a la cumbre
Empezar con «Mi Peter Punk» no deja de ser una declaración de intenciones, sin renunciar del todo a una juventud que ya queda lejana, arrancándose de forma tímida con un pequeño baile, al tiempo que lanza bocados de realidad («mi campanilla sonará en mi funeral, que lo que yo no quiero es ser eterno»). El hoy de Alejandro Sanz es mejor que su pasado reciente, y a ello contribuyen de forma decisiva no sólo los temas más coreados de aquellos primeros discos, sino algunas de las canciones de un último trabajo que le ha servido para regresar a un puesto que parecía perdido. No hay nada extraordinario en él, pero en directo gana enteros dentro de un conjunto en el que hay tiempo para el baile y las baladas, con nostalgia, sí, pero sin caer en la melancolía, y además sumando el valor añadido de unas variopintas colaboraciones (David Bisbal, Malú, el rapero Junior o Dani Martín, de El Canto del Loco).

Entre sus fans más veteranas se agolpan los recuerdos con «Viviendo deprisa» (y más tarde con el medley que cerró la actuación); asoman las lágrimas, pero también con «Yo hice llorar hasta a los ángeles». Ahí radica sin duda uno de sus grandes activos: el público de Alejandro Sanz ha crecido con él, y aunque no siempre haya respondido con igual entusiasmo a sus «experimentos», eso le ha servido para marcar un camino no siempre cómodo, con la fidelidad a sí mismo como mayor seña de identidad.

Cierto que no en todos los momentos del concierto estuvo al mismo nivel, e incluso que estas dos horas tuvieron algunos minutos más espesos de la cuenta, principalmente en los desarrollos de corte rockero, pero frente a eso se impone la sensación de que vimos a un artista a quien la madurez le ha sentado bien, pletórico tras triunfar de nuevo en Madrid, su paraíso particular.


Doña Letizia, una fan más
Entre los congregados en el Palacio de los Deportes sorprendió la presencia de la Princesa de Asturias que disfrutó de la actuación del intérprete de «Corazón partío» junto a un grupo de amigas.