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Dar a luz por Paloma PEDRERO

Dar a luz, por Paloma PEDRERO
Dar a luz, por Paloma PEDREROlarazon

Me gusta esta expresión: «dar a luz». Después de haber gestado una criatura en ese lugar cálido y oscuro del vientre, entregarla a la vida con su sol, sus colores, su fuego. Parir también me gusta porque tiene algo de naturaleza rotunda, de animalidad humana, de sangre y profundo esfuerzo, de milagro. Sí, sigue siendo para mí un milagro esto de la maternidad. Ayer estuve viendo a una recién nacida, y qué perfección. Valeria, con sus tres kilos y medio, gozaba ya hasta de una mirada particular en sus ojos bien oscuros y almendrados. Su madre, todavía en el hospital, la atendía con la sabiduría de la leona, la amamantaba con el instinto de la leona. Me contó cómo había sido el parto y me quedé muy sorprendida para bien. Yo, siendo adolescente, cientos de años hace, trabajé en esa Maternidad pública madrileña y sufrí tremendamente por el trato que se daba a las mujeres.


En aquel tiempo no había ginecólogas, todo eran varones con sus batas blancas y su prepotencia. Sí, lo siento, pero muchos de los ginecólogos de entonces tenían un concepto arcaico y machista del cuerpo y del alma de la mujer, ¿por qué estudiarían esa especialidad, entonces? Los partos eran verdaderas sangrías contranaturales. Las mujeres atadas a ese potro, sin poder moverse, sin aliento… Cuánto grito de ellas recuerdo, cuánta falta de respeto a algo tan doloroso y bello como traer un hijo al mundo. Las cosas han cambiado y me alegro enormemente. Ahora, según me cuenta mi amiga, su pareja estuvo acompañándola y ayudándola todo el tiempo, incluso les dejaron a solas hasta que la cabecita de la niña asomó. Ahora, a ella le pidieron que disfrutara, y la alentaron y la mimaron y la felicitaron al final. Ahora, la parturienta es un ser que trae lo que tanto necesitamos: niños, y se la admira. Celebro la evolución y me conmuevo con la fuerza de todas esas mujeres que vi ayer, esas recién paridas que, a pesar de sus cuerpos todavía quebrantados, cuidaban como leonas a sus cachorros. Una maravilla.