Copa Confederaciones

España gana sin faldas y a lo loco

El portero contrario volvió a erigirse en héroe del partido en un escenario épico. McGregor, guardameta del Glasgow Rangers, limitó los daños frente a la selección campeona del Mundo y Escocia perdió en casa (2-3), pero metió dos goles. España, sin faldas en Hampden Park y a lo loco, dio facilidades inconcebibles en defensa; su posesión casi absoluta, su dominio total y su fútbol de alta escuela quedan empañados por despistes que sólo la fragilidad del adversario atempera

España gana sin faldas y a lo loco
España gana sin faldas y a lo locolarazon

De España se sabe de antemano cómo va plantear un partido, al ataque, y sólo cabe especular con la alineación de uno o dos delanteros. Villa es fijo y Fernando Llorente, referencia arriba, torre ideal para dominar el juego aéreo frente a equipos que se encierran con nueve atrás, es una alternativa que frente al cerrojazo escocés habría venido bien de salida.

De Escocia resulta aventurado predecir si seguirá las directrices de Billy Wilder en «Con faldas y a lo loco», o las de Mel Gibson en «Braveheart». Con Craig Levein en el sillón del director puede suceder cualquier cosa. En Praga optó por el 4-6-0, sin delantero centro, e hizo un ridículo espantoso, más a tono con la comedia ligera que con las hazañas bélicas. En el centenario Hampden Park eligió el 4-5-1 y en acciones esporádicas, casi milagrosas, rozó la gesta.

El problema de la Selección es que se vuelca tanto en el objetivo, la victoria, que asume riesgos innecesarios. Me explico, si en lugar de enfrentarse a Sugar (Marilyn Monroe), Joe/Josephine (Tony Curtis), Jerry/Daphne (Jack Lemmon) y Osgood (Joe E. Brown) se las tiene que ver con William Wallace (Mel Gibson), debería tomar precauciones porque el rival lo fía todo al contragolpe, y muerde.

Miller, en punta

Los escoceses dejaron en punta a Miller, se parapetaron delante de McGregor y cuando los españoles perdían la pelota en el asedio la despejaban al patadón, por si caía en la zona del islote. Acompañaban el envío con Morrison o Fletcher, y a Puyol se los ponían de corbata. Menos mal que Sergio Busquets, como defensa de cierre, no tiene precio, y que en el minuto 18 Capdevila salvó lo que pudo ser el 1-0 de Morrison.

«La Roja» se encontró con el rebelde escocés que luchaba contra Eduardo I de Inglaterra y le costó romper la muralla. Después de varios y repetidos intentos, de Silva, de Villa, de Cazorla, de Iniesta, el gol llegó de penalti. Estaba presto al remate Sergio Ramos, chutó y Whittaker despejó con el brazo. Y en el minuto 44 Villa marcó su gol 44 con la Selección e igualó a Raúl. Si bien es cierto que el portero rozó su disparo con la mano y el asturiano estuvo en un tris de fallar el cuarto penalti consecutivo con España. Así, pues, fin de la maldición del «Guaje».

Jaleados por su público –Hamp-den Park impone–, los escoceses reaparecieron tras el descanso con talante más ofensivo. Pensaban, acaso, que los españoles reducirían los ataques... ¡Miau! Como si fueran perdiendo, las camisetas rojas, seis, siete, ocho, se mezclaban en la frontal del área local con las azules hasta convertir a McGregor en el «Braveheart» del partido. Antes de que Iniesta hiciera el 0-2, con la zurda, pegadito al palo, Silva, Villa y Cazorla pudieron aumentar la cuenta.

Tuvieron arrestos los escoceses para vender cara la derrota y aprovecharon otro contragolpe, una pérdida española de balón y la falta de entendimiento entre Ramos y Piqué, para que Naismith, de cabeza y a centro de Miller, superara a Casillas. Llegó por la banda de Capdevila, como el que supuso el sorprendente empate, un envío de Morrison que Piqué metió en su portería.

Está bien que Del Bosque exija a sus jugadores el ataque total, pero también debería reconvenir a sus pupilos para que no perdieran la concentración en defensa. Las alegrías atacantes de Capdevila y Ramos, huéspedes del campo contrario, facilitan el fútbol de los desesperados y desesperan a Busquets, que terminó por reclamarles más atención. De ahí lo inaudito de los dos goles encajados por España en sólo 8 minutos. De ahí los cambios, Pablo Hernández por Cazorla, para abrir el campo, y Fernando Llorente por Silva para... Ganar.

La fe de «La Roja» mueve montañas y Llorente convirtió en gol el primer balón que le llegó, un centro de Capdevila que alojó en la red con el pie. Y España sólo ganó 2-3. Como dijo Osgood al pedir la mano de Daphne y le confesó que era un hombre, «nadie es perfecto», ni la Selección, y cuidado que borda el fútbol.


Villa: «Marcaré muchos más de 45»
La ansiedad, ese estado de agitación que de cuando en cuando ataca a los delanteros, parecía que iba a impedir a Villa marcar su gol 44 con la Selección y dar alcance así a Raúl. La angustia por no llegar a la meta señalada, tan a su alcance que parece mentira debatir sobre el asunto, le estaba convirtiendo en un jugador egoísta, lo que nunca ha sido. Finalmente, el 44 se lo hizo a Escocia, de penalti. «Estoy contento, sobre todo, porque el gol ha servido para ganar. Desde hace tiempo sabía que este gol llegaría. Ahora el objetivo no es el gol 45, porque sé que marcaré muchos más; el objetivo es seguir mucho tiempo en la Selección», dijo el asturiano. Y sobre el partido, añadió: «Con el 0-2 nos hemos confiado y han aprovechado su buen juego aéreo. Lo importante es que hemos dejado encarrilada la clasificación». Nueve puntos en tres partidos suma España y Llorente ha sido trascendental en los dos últimos, aunque ayer salió desde el banquillo: «Me ha parecido perfecto el planteamiento del míster de poner a los ‘‘chiquitines''».