África

África

A la caza desesperada de la E coli

Los científicos buscan el foco de la bacteria letal al norte de Hamburgo

En los laboratorios de la República Checa también se analizan tomates, lechugas y pepinos
En los laboratorios de la República Checa también se analizan tomates, lechugas y pepinoslarazon

MADRID- «Quiero una ensalada de pepino y tomate». Es el chascarrillo que se escucha entre los clientes de varios bares alemanes cuando acuden a ellos. La denominada «crisis del pepino» y la desorientación de las autoridades que buscan el foco de la infección centran todas las conversaciones. Y más aún en la localidad alemana de Lübeck. Ayer, la Prensa germana despertaba a sus ciudadanos con la amenaza en sus calles. Para dar con el origen del contagio, los investigadores alemanes llevan varios días realizando encuestas entre los afectados. Quieren atar cabos y vincular los casos. De ahí que apunten a un restaurante de este municipio donde, tras asistir a un seminario, comieron 17 de los casi 2.000 casos que se contabilizan. Entre los hosteleros de la pequeña ciudad, de unos 250.000 habitantes, surgen suspicacias, ya que se desconoce el nombre del local que están investigando. Las autoridades sanitarias no se centran en analizar los productos que se ofrecen en los establecimientos. Van más allá, investigan a los proveedores. «Los dueños no tienen la culpa, pero a través de sus distribuidores podremos acotar el foco del contagio», aseguró Werner Solback, microbiólogo del hospital universitario de la localidad y donde aún permanecen varios afectados, en su mayoría, mujeres.


Resiste a ocho antibióticos
A las pesquisas entorno a Lübeck se añade una segunda posibilidad: la celebración, a principios de mayo, del aniversario del puerto de Hamburgo –el segundo más importante de Europa–, a la que acudieron más de un millón y medio de personas. Uno de los centros que están investigando la nueva cepa, el Instituto Robert Koch, asocian este festejo con la expansión de la nueva cepa de la bacteria E. coli. Una variedad que, por su mutación, es difícil de localizar y también de erradicar de nuestro organismo. Varios científicos chinos que están trabajando sobre el terreno han determinado que «la bacteria Frankenstein», como la llaman muchos «twitteros», es inmune a ocho antibióticos. Entre ellos, la penicilina.

Varios países se han hecho eco de las dificultades con las que se están encontrando los investigadores alemanes y han salido a su rescate. Entre ellos, un grupo de del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, que actuará bajo la tutela del Ministerio de Ciencia. Bruselas también ha salido a la palestra. El comisario europeo de Sanidad, John Dalli, afirmó ayer a través de un comunicado que Alemania contará con la ayuda de expertos de la Dirección General de Sanidad de la Comisión, de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria y del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades.


Adiós al gazpacho
Mientras, y aunque las autoridades sanitarias no han pedido que se deje de consumir hortalizas, el consumo de pepino, tomate y lechuga ha descendido casi un 90 por ciento. El español Emilio Romero lleva más de doce años viviendo en Hamburgo y trabaja como camarero en el restaurante Picasso, donde se sirven platos «typical spanish». Sin embargo, desde hace una semana, su carta se ha transformado: las ensaladas han desaparecido. «Hemos sustituido las guarniciones y ahora servimos arroz y patatas. No ofrecemos nada de verdura fresca, por si acaso», explica. Desde el Gobierno no se ha prohibido el consumo de pepinos, tomates y lechugas, pero los restauradores son cautos: «Hemos preferido retirarlos por seguridad. Al menos durante un par de semanas no servimos gazpacho», añade Emilio. A la tasca Picasso siguen acudiendo comensales, pero los restaurantes vegetarianos y los que sirven bufés libres de ensalada están vacíos. En los supermercados también se aprecia el bajón, sobre todo porque los propietarios no ofrecen los «productos en cuarentena». «Tendrán que pasar más de dos meses hasta que la situación se normalice. Los alemanes están acostumbrados a este tipo de crisis alimentarias. En 2002 también sufrimos una relacionada con el pepino», concluye Emilio Romero.


Dos posibles focos
- En un local sin identificar de Lübeck, al norte de Hamburgo, podrían haberse infectado 18 personas que, antes, habían asistido a un seminario.
- Más de un millón y medio de personas celebraron, a principios de mayo, el aniversario del puerto de Hamburgo. Muchos de los enfermos acudieron.


¿Atentado terrorista?
La Prensa alemana sigue especulando. Un periódico de Lübeck barajó ayer la posibilidad de un atentado.