Feria de Bilbao

Del Álamo lo tuvo en la mano

- Madrid. 1ª de la Feria de la Comunidad. Se lidiaron novillos de Pedraza de Yeltes, desiguales de presentación y manejables en general. Destacaron el 3º y el 5º. Un sexto de entrada. - José Manuel Mas, de malva y oro, estocada caída (saludos); pinchazo, estocada, cuatro descabellos (silencio). - Adrián de Torres, de azul y oro, dos pinchazos, estocada que hace guardia, dos avisos, doce descabellos (silencio); media, dos avisos (silencio). - Juan del Álamo, de corinto y oro, estocada tendida, quince descabellos, dos avisos, (saludos); estocada, aviso (saludos).

Juan del Álamo, en las bernadinas con las que puso punto final a su primera faena, ayer en la Feria de la Comunidad de Las Ventas
Juan del Álamo, en las bernadinas con las que puso punto final a su primera faena, ayer en la Feria de la Comunidad de Las Ventaslarazon

MADRID- Tuvo Juan del Álamo al público en sus manos, a punto de rozar una oreja que había servido en bandeja de plata la res. Quiso el tercero de la tarde muleta, más muleta, y que viniera el toreo después. Derribó dos veces al caballo y Del Álamo, que ha dejado huella en un buen ramillete de plazas la pasada campaña y lo que va de ésta, se dispuso a hacer faena. Se esperaba mucho pues y le quedó de menos a más en un repertorio ligado, ya que no daba el toro tiempo para los altos en el camino. Por la derecha anduvo en ese son, todo de seguido, sí, forzado y por fuera también. Vestía con entusiasmo el conjunto y poco a poco ganó en integridad: cuando rompió al toro por abajo descubrió lo que el animal era. Ya estaba hecha la faena, tan sólo unas bernadinas nos separaban del predestinado final. Se ajustó en esos últimos pases y destruyó esa parcelita mágica que había creado cuando le dio por descabellar a la res. Si la tanda de empujar al toro, de hacerle ir rotundo por abajo, hubiera sido principio y final hubiera dejado en Madrid el doble de regusto. Y en el sitio que merecía el toro.En sexto lugar saltó al ruedo un manso de los gordos. Remataba así un encierro muy ajustado de presentación para ser la plaza de Madrid, pero con bastante que torear. Debutó la divisa de Pedraza de Yeltes en Las Ventas. Aquel manso hizo pasar los suyo en banderillas y llegó con nervio a la muleta. Avasallaba, derrotaba, comía por dentro. En el horizonte estaba ganar la batalla al toro y hacerle tragar por abajo, que era por donde rompía. En las primeras tandas, así fue. La moneda se lanzaba al aire, aunque un derrote seco de esos pudiera costarle el resto. Al revés que en su primera faena, se vino a menos todo. Perdió fuelle, pasión... Y quedó en el tendido la desazón de ese triunfo que pudo tener en las manos. (En el cómputo de los dos toros hablamos). José Manuel Más, que se convertirá en matador de toros los próximos días, no tuvo su tarde más lúcida ayer. Se movió el cuarto y se entregaba más si lo hacía humillado. A priori, un planazo. Pero la ambición le cortó las alas al trasteo y no acabó de contruir una faena potente, de las que en Madrid valen por cuatro el esfuerzo. Se acomodó y entre viento y viento se aburrió. Con el noblón que abrió plaza se le vio académico pero sin remontar. Con Adrián de Torres, que era nuevo en la plaza, sufrimos. Por delante se lo llevó el segundo. Rozaba la invalidez el animal, y menos mal. De lo contrario el parte médico estaría resuelto. Acudía el toro, sin casta que lo empujara y a De Torres le costó quitárselo del medio, en esa quietud que no encontraba salida. Se dejó el quinto, que daba algún tornillazo en el viaje, y la carencia de oficio brilló en una labor afanosa.