Murcia

Veinte kilos por Oché Cortés

La Razón
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Los que siguen estas letras cada fin de semana saben que, como la canción de Sabina, no soy un fulano con la lágrima fácil, a no ser que vea ganar a la Selección la Copa del Mundo. Sin embargo, llevo media semana recomponiendo emociones con el detalle que se ha gastado la Fundación del tal Amancio el de Zara. En una situación donde empezamos a verle el cartón al estado del bienestar, alguien ha tenido la bendita ocurrencia de poner veinte millones de billetes de contar en la libreta de Cáritas, para que la herida no sea tan gorda y se mitigue la pupa hasta donde dé la mata. El trabajo que la organización católica viene desarrollando como puesto de socorro de carne y hueso, es una de las cosas más increíbles que he visto nunca. Una organización compuesta por personas que cada día se empapan del daño del prójimo, con la generosidad del que da lo que tiene y no mira ideas, colores ni texturas y se faja en la calle con tanta dignidad, merece que alguna vez le caiga un premio como éste. Imagino que el bueno de Amancio Ortega y la gente que coordina la Fundación, han calibrado correctamente el sitio donde colocar la pasta, porque no podían haber encontrado un lugar más apropiado. El trabajo constante y callado de Cáritas, la gente que deja casa y familia para colaborar con la causa de los que lo necesitan y el componente extremadamente humano de su plantilla en cada pueblo y ciudad de España, hacen que detalles como éste nos reconcilien con la mierda habitual que nos rodea y seguramente, ayuden a sellarle el pico a más de un vocero, de ésos que sacan barriga y convocan una rueda de prensa para enseñar un billete de cincuenta. Así que con esta noticia tan hermosa, los que pertenecemos a GSF -Gilipollas Sin Fronteras- estamos que nos salimos con la noticia. Vamos, que nos hemos venido arriba, porque pensamos que no lo hemos perdido todo en la partida de la vida. Me horroriza ver cómo sube el listón de la pobreza y que cada mañana haya más distancia entre los que tienen y los que no. Pero sé que mientras haya gente en Cáritas, abriendo cada mañana la puerta del consuelo, estos veinte kilos de motivación van a formar parte de una mochila llena de esperanza en el ser humano. Hoy, más que nunca, que haya alivio.