Barcelona

Al altar pisando fuerte

Dar un «sí» tímido, sin ganas, es como no darlo. Por eso, si de lo que se trata es de dar un «sí, quiero» en el altar, en condiciones, la novia tiene que pisar fuerte. Y no porque el tacón lleve plataforma, que también.

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Atrás quedó el minimalismo y la mujer que quería pasar desapercibida en el, a priori, día clave de su vida. Si hay que casarse, que sea en condiciones. Esta es la máxima de Pronovias para la próxima temporada. Volúmenes que den presencia, encajes por doquier, largas colas, botonaduras de infarto, complementos para exigentes y siluetas ultrafemeninas para lograr una novia con presencia, protagonista.

La influencia del espacio
«La novia tiene que vestirse como una novia. De ahí que hayamos apostado por el tul de seda en el 40% de nuestros diseños», explicaba ayer Manuel Mota poco antes de presentar en un desfile celebrado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña una muestra de las más de 200 propuestas que la casa catalana plantea para diferentes tipos de mujer. Para unas, el talle imperio. Para otras, la cintura marcada con cintas de gros-grein o bordadas. «Me gusta ubicar a las novias y plantear así los diseños desde los estilos arquitectónicos, esto es, novias para catedral, novias para celebraciones más íntimas, enlaces civiles…», explicaba Mota mientras se dejaban ver en el «backstage» piezas donde el blanco natural prima, si bien hay hueco para el nude y el ópalo. Fuera del desfile dejó propuestas alternativas que sí se verán en tienda, como los tonos salmón, rosa palo, los malvas y el verde agua para segundas bodas.

¿La tendencia? Apostar por lucir hombros, bien con escote palabra de honor media luna, bien dejando sólo uno al descubierto. Y para aquellas que busquen ser prudentes y cumplir con el protocolo, las chaquetas, boleros y ponchos cortos vistos en pasarela se convierten en el mejor aliado y no sólo para las modelos de medidas perfectas que se dejaron ver sobre una pasarela con efecto espejo. «Me casaría veinte veces sólo por poder vestirme con veinte vestidos de la colección. En concreto con éste me siento como si fuera Grace Kelly», apostillaba la top Karolina Kurkova cuando se hacía referencia a lo difícil que puede resultar en ocasiones manejarse en un vestido de novia. El suyo era para dejar boquiabierto al personal. No sólo por la percha, sino por el minucioso trabajo en el bordado, y el ajuste a la silueta que más que una princesa la hacía parecer una vestal griega.

Pero si algo se percibe a pie de pasarela –donde se encontraban, entre otras, Tamara Falcó, Ana Boyer, Amelia Bono con su esposo y su madre, Amaya Salamanca y Ana Fernández– es la seducción de Mota por la mezcla de tejidos como la organza y el mikado de seda. Aunque si en algo ha profundizado –y con tino– es en sacar partido a las plumas de avestruz y de oca. En ocasiones se dejaba notar en el cuidado con el que empapaban telas troqueladas en organza. Otras veces, se insinuaban en bordados con piel y cristal, si bien el toque más chic se imprime en los bajos de los vestidos camiseros semitransparentes. Algo así como «Cisne negro», pero con una mirada más optimista del porvenir que no viene mal.

Al menos, eso transmitía una puesta en escena espectacular, que sin embargo se dejaba empapar de esas escenografías propias de los montajes de clásico que saben dar con el punto intermedio entre la elegancia y el glamour. En fin, que la firma que capitanea Alberto Palatchi y que hoy por hoy es líder internacional en el sector presentó su colección bajo el nombre de «Noche en blanco» y dejó en vela a más de una al no saber entre tanta propuesta cuál elegir para dar el «sí, quiero».

Una legión de ángeles
Las pasarelas de medio mundo están pobladas de maniquíes andróginas que tanto gustan a Karl Lagerfeld y que eluden no sólo las curvas sino también cualquier gesto de humanidad en el rostro y los movimientos. Sin embargo, excepciones, haberlas haylas. Ayer se pudo comprobar en el desfile de Pronovias, que no sólo fichó a las mediáticas Irina Shayk y Karolina Korkuva. Les acompañaron tres tops habituales de Victoria's Secret, el desfile de ropa interior más importante del planeta, que no fallaron. Movimiento de caderas, pase, pose, mirada insinuante a la cámara, giro manejando un vestido de novia con una facilidad pasmosa y vuelta a las caderas. Lección de cómo desfilar para atrapar a los fotógrafos.