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Emotivo adiós de la afición bética

Miki Roqué, que será enterrado hoy en Tremp, su localidad natal, recibió anoche un homenaje espontáneo en los aledaños del Benito Villamarín

Emotivo adiós de la afición bética
Emotivo adiós de la afición béticalarazon

La provincia de Sevilla está en alerta naranja debido a una ola de calor, pero ni los cuarenta grados que se rozaban a las ocho de la tarde disuadieron al millar de sevillanos que ayer quisieron dar un sencillo pero emotivo homenaje a Miki Roqué. Podría suponerse que se trataba de aficionados béticos, y así lo eran en su mayoría, pero unos cuantos sevillistas quisieron unirse a sus rivales en la tragedia. También Del Nido y Monchi, las dos cabezas visibles del club, acudirán hoy en Tremp al sepelio del futbolista, donde naturalmente no faltará la plana mayor del Betis. Al presidente, Miguel Guillén, la terrible noticia lo pilló en el extranjero de vacaciones, pero ayer llegó a Cataluña para estar en la capilla ardiente del futbolista.

La puerta principal del Benito Villamarín se había convertido desde la noche del domingo en un pequeño santuario dedicado a la memoria de Roqué. Cientos de aficionados habían dejado banderas, bufandas, camisetas, ramos de flores, velas encendidas... y escrito cientos de mensajes de condolencia. Las redes sociales transmitieron la convocatoria y a las ocho de la tarde, en medio de un silencio estremecedor, algunos empleados del club desplegaban desde un balcón del estadio una pancarta con el perfil de Miki Roqué junto a un escudo del Betis y el número 26, el dorsal que lució en su docena de encuentros con el primer equipo.

El presidente, Miguel Guillén, Pepe Mel, el administrador José Antonio Bosch y el mito, Rafael Gordillo, no estaban presentes, pues ya habían viajado hasta Barcelona para acompañar a la familia de Roqué. Sin embargo, el Betis sí estuvo representado en las personas de su secretario técnico, Vlada Stosic, y de compañeros del malogrado defensa en el filial, como Pozuelo y Álex Bernal.

Durante toda la jornada, se sucedieron las muestras de condolencia. Chechu Dorado, su compañero de línea en el eje de la zaga, se confesó «devastado» por la noticia y destacó «los cojones con los que ha afrontado su enfermedad». Otro de sus amigos del vestuario, Salva Sevilla, indicó que «por el optimismo que traslucía, siempre pensé que saldría adelanta. Todavía no me lo creo». Además, trascendió una noticia conocida en cenáculos periodísticos pero que, por delicadeza, no había sido publicada: el internacional Carles Puyol, oriundo de la misma comarca que Miki Roqué, costeó todo el (carísimo) tratamiento al que se sometió el jugador bético durante los quince meses de su convalecencia, además de gestionar la cesión de las instalaciones del Barcelona para hacer la rehabilitación. Hay situaciones en las que se definen las personas y el capitán del Barça ha quedado para siempre retratado con su comportamiento. Grande.