Génova

Ave María Purísima por Blanca Basiano

La Razón
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No es de extrañar que a las puertas del Purgatorio, al Gobierno moribundo le haya dado por confesarse. En busca de la extremaunción, el fantasma que pulula por el Palacio de la Moncloa, reconoce dos verdades que llevaba meses negando. Pero a estas alturas, no sirve de nada admitir algo que ya sabíamos: que España no cumplirá su objetivo de crecimiento y que su reforma laboral ha sido un fiasco. Uno más de una larga lista que ahora, Mariano Rajoy, como todo apunta, tendrá que ir enmendando.

Los populares se van a encontrar con un campo de minas que deberán sortear, a ser posible, sin provocar bajas.

No lo van a tener fácil. Necesitan que todos tiremos del carro para salir adelante. Ya lo dijo ayer Rajoy en Murcia: «Un Gobierno, por bueno que sea, ni lo puede hacer todo ni lo va a hacer todo. Es la gente la que pone en marcha un país». Por eso, como está dejando patente a lo largo y ancho de la geografía, se volcará en crear empleo y en devolver a España la credibilidad perdida.

Al candidato popular le espera poner en marcha un ingente listado de tareas. Así que, mientras el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba se dedica a improvisar la campaña y sacar a Zapatero de su escondite, Mariano Rajoy ya tiene la vista puesta en el 21-N.