Represión en Venezuela

A vueltas con los farolillos

A vueltas con los farolillos
A vueltas con los farolilloslarazon

No hay suerte con los farolillos. Si en 2008 apenas pudieron lucir durante la preferia y la noche del «alumbrao» debido a la incesante lluvia, este año el líquido elemento ha vuelto a destrozar los ornamentos. El pasado sábado comenzaron las labores de colocación de los adornos por las 15 calles del recinto. Cinco camionetas, con sus respectivas cuadrillas de operarios, se distribuyeron por el Real desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde para colocarlos sobre los tendidos de las aceras. A primera hora de la mañana del domingo ya estaban todas las calles «empapeladas» de rojo y blanco. Sin embargo, la inesperada lluvia -que obligó a suspender la tradicional exhibición de enganches en La Maestranza- los empapó y la mayoría terminaron cayendo de los cables. Las aceras, encharcadas y con fango, presentaban un aspecto desolador: cientos de alambres y papelillos despintados compartían espacio con los cartones que instalaron los socios de las casetas para facilitar el acceso a las mismas. Los operarios de Lipasam se afanaron de inmediato en amontonar los restos y recogerlos. Ayer, vuelta a empezar. Las cuadrillas comenzaron la misma labor a primera hora de la mañana, mientras que Lipasam echaba más albero en las aceras para evitar resbalones. La Delegación de Fiestas Mayores prometió que los más de 10.000 farolillos quedarán repuestos durante la jornada de hoy. Al mediodía, un grupo de operarios se encontraba en la calle Juan Belmonte restituyendo los adornos bajo un sol de justicia. «Hemos hecho seis calles, pero para mañana esto no estará terminado», explicó una operaria. «La lluvia nos ha venido bien, así cobraremos más», destacó. Sin embargo, la noche más esperada, la del «alumbrao», quedó algo deslucida porque la mayoría de las calles tenían las bombillas desnudas. El Consistorio ha optado por la sustitución total de los farolillos, ya que los que quedaban podrían suponer un peligro para los viandantes cuando se encendieran las calles.