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Una defensa europea reforzada en una OTAN renovada

La Unión Europea debe ampliar sus capacidades militares en coordinación con la Alianza Atlántica

NATO Leaders Summit in England
Donald Trump en un momento de la cumbre de LondresMichael Kappeler/dpaMichael Kappeler/dpa

La ambición de la UE de mejorar las capacidades de defensa de sus Estados miembros a través de la cooperación y, por lo tanto, de convertir a la Unión en un proveedor neto de seguridad, con una voz más fuerte y más autónoma en el mundo, es vista con recelo por muchos por considerar que puede representar una amenaza para la OTAN y socavar las bases del vínculo transatlántico. El 70º cumpleaños de la Alianza es una buena oportunidad para despejar esta percepción errónea: todos los esfuerzos destinados a construir una Europa con una defensa más fuerte, coherente y eficaz se basan en la clara convicción de que la OTAN es y seguirá siendo la piedra angular de nuestra defensa colectiva.

Aunque son dos organizaciones fundamentalmente diferentes, la OTAN y la UE comparten objetivos comunes: garantizar la seguridad de sus países miembros y ciudadanos y promover la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica. Esto fue también el espíritu de la declaración conjunta UE-OTAN firmada en 2016, que sentó las bases para una cooperación reforzada entre ambas, que ha dado sus frutos en los últimos tres años. Hoy, la cooperación UE-OTAN ha alcanzado un nivel sin precedente tanto por su alcance como por su intensidad. Como los ministros de Defensa de la UE tuvieron la ocasión de subrayar en el Consejo de noviembre de 2019: la UE y la OTAN son y siempre serán socios indispensables.

Una Europa de la defensa más fuerte equivale a una OTAN más fuerte

Pero no todo queda ahí. Con un buen uso de las nuevas herramientas de cooperación en el ámbito de la defensa que la UE ha creado, como la Revisión Anual Coordinada sobre Defensa (CARD), la Cooperación Permanente Estructurada (PESCO) y el Fondo europeo de defensa (FED), los Estados miembros de la UE podrán desarrollar en unos años un conjunto de fuerzas más interoperables y eficientes, siempre en complementariedad con la OTAN. De esta manera los Estados miembros no solo mejorarán el instrumento militar y la capacidad de la UE para actuar de manera autónoma cuando sea necesario, sino que también reforzarán la contribución de las Fuerzas Armadas europeas a la OTAN, asegurando la complementariedad de ambas organizaciones. Los Estados miembros de la UE, que también son miembros de la OTAN tienen solo un conjunto de fuerzas. Por lo tanto, una defensa europea más fuerte también fortalece a la OTAN.

Sin duplicación innecesaria, coherencia de resultados

La búsqueda de la necesaria complementariedad es también lo que ha dado forma a la relación de trabajo informal pero estructurada que la Agencia Europea de Defensa (AED) ha desarrollado con la OTAN en los últimos años. Creada en 2004 como una agencia intergubernamental de la UE para ayudar a sus Estados miembros a mejorar sus capacidades de defensa a través de la cooperación, la AED juega un papel central en la gestión y ejecución de las tres herramientas de la UE mencionadas anteriormente (CARD, PESCO, FED) y asegura que la priorización, planificación y desarrollo conjunto de capacidades en Europa tiene también en cuenta las necesidades de la OTAN.

La complementariedad entre la UE y la OTAN se persigue de varias maneras. Primero, evitando toda duplicación innecesaria de actividades. La AED asegura que las prioridades de desarrollo de capacidades de la UE identificadas en el Plan de desarrollo de capacidades (CDP) no difieran de las necesidades acordadas en los procesos de planificación de defensa de la OTAN. Así, entre los 47 proyectos bajo la Cooperación Permanente Estructurada de la UE hay al menos 38 que responden también a las prioridades de la OTAN. Segundo, la AED busca una coherencia de resultados. Las capacidades de defensa desarrolladas en la AED o en otros marcos de cooperación europeos también deben satisfacer las necesidades de la OTAN. La movilidad militar, la aviación, el reabastecimiento de combustible en vuelo, la cibernética, la estandarización, el manejo de las amenazas hibridas o la educación, el entrenamiento y los ejercicios son áreas en las que AED está impulsando proyectos y programas que también responden a las necesidades de la OTAN. Para lograr eso, seguiremos manteniendo una relación de trabajo abierta y transparente con la OTAN.

En lugar de socavar la confianza y la seguridad transatlánticas, como algunos temen, una defensa europea más robusta y autónoma conducirá inevitablemente a una OTAN más fuerte. A nuestros socios transatlánticos les interesa tener una UE más capaz y eficiente en defensa.

*Jorge Domecq es director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa (AED)