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Los sindicatos franceses alargan los paros para defender el sistema de pensiones

El próximo martes está programada otra jornada de movilizaciones, cuando aún no se conocen los detalles de la reforma de Macron

Las pensiones, la madre de las reformas de Macron, ante la prueba de la calle
Manifestantes sujetan una pancarta en la que se puede leer "revoltons-nous",(lit. vamos a rebelarnos), durante una protesta contra la reforma de las pensionesIAN LANGSDONEFE

Con los ecos del éxito de la jornada de huelga de este jueves circulando en el ambiente y con su continuación con paros generales en el transporte público durante el día de ayer, los sindicatos franceses pretenden redoblar la presión sobre Macron y su reforma de las pensiones en el corto plazo. Por ello han anunciado más jornadas de paros para el inicio de esta semana, dejando apenas como tregua el fin de semana para que el Ejecutivo francés siga multiplicando sus mensajes de flexibilidad para calmar el malestar social y mostrar de cara a la opinión pública una imagen dialogante.

El pulso parece que no va a dejar respiro y ambos bandos reconocen lo crucial que tienen las próximas horas para hacer inclinar la balanza de un lado u otro. Como mínimo, esta situación de alto voltaje social y político va a alargarse hasta el martes, cuando hay convocadas nuevas manifestaciones por todo el país, que intentarán emular o superar la cifra de 800.000 manifestantes (el doble según los cálculos del sindicato CGT) que salieron el jueves a las calles.

Macron, que ha delegado la gestión de la crisis en su primer ministro, Édouard Philippe, intenta erosionar al movimiento con gestos de buena voluntad y flexibilidad que incluyen la posibilidad de aplazar la entrada en vigor de la reforma, inicialmente prevista para 2025, y compensaciones para los sectores más afectados. Además, algunos sectores sensibles, como policías y militares, no perderían sus beneficios y podrían verse exentos. Pero nada de retirarla.

Mientras tanto, los ministros seguían multiplicando sus apariciones en los medios de comunicación este viernes explicando los beneficios de transformar en un único modelo los 42 regímenes especiales que hasta ahora forman parte del complejo sistema de pensiones francés. La paradoja de la reforma es que no se conocen los detalles de su aplicación y el simple enunciado de sus líneas y principios generales ya ha incendiado la calle. Lo que sí tiene claro el Ejecutivo es que quiere reducir el déficit de las pensiones, superior a los 10.000 millones.

Este viernes el paro en los transportes públicos fue muy similar al de la víspera. En París, donde 11 líneas de metro estaban cerradas, se mantendrá hasta el lunes. Un 90% de seguimiento en los trayectos en tren de alta velocidad y un 70% en los trenes regionales, que también quedaron sin servicio.

Imputado Bayrou, ex ministro de Macron

El líder centrista francés François Bayrou, que ejerció brevemente de ministro de Justicia en 2017 al comienzo del mandato del presidente, Emmanuel Macron, fue imputado ayer viernes por su implicación en el caso de los asistentes de los eurodiputados de su partido, el MoDem.
Los jueces instructores ante los que compareció durante todo el día Bayrou lo inculparon por complicidad en malversación de fondos públicos, según indicaron fuentes judiciales citadas por la emisora «France Info».

El tráfico aéreo se ha reducido en torno al 20%. Y a pesar de todas las molestias, la situación de parálisis total está siendo esquivada, en parte por la resignación con la que los franceses se han ido organizando en las semanas previas a estas fechas de paros. Compartir vehículo, alquilar bicicletas o teletrabajar se han convertido en opciones habituales que han permitido que la actividad económica en las grandes urbes francesas se mantenga. Ahora, todo depende del gran factor de la erosión en la opinión pública.

En 1995, las huelgas y manifestaciones contra una reforma similar duraron tres semanas acabaron forzando al Gobierno, encabezado entonces por el primer ministro Alain Juppé, a dar marcha atrás. La repetición de aquel escenario es el gran objetivo perseguido por los sindicatos contrarios a la reforma, y el más temido por el Gobierno.

Las protestas son también un recurso de los sindicatos para levantar cabeza. Algunos de ellos, atraviesan desde hace años una profunda crisis con una pérdida masiva de afiliados. Se da la circunstancia de que el sindicato hoy más numeroso, la CFDT, tiene carácter moderado, no secunda la huelga y su líder, Laurent Berger, presta un apoyo crítico a los planes de Macron.

A mediados de la próxima semana, será el propio primer ministro, Edouard Philippe el encargado de explicar al país las líneas generales de la reforma. Eso será después de que el alto comisario que se encarga de la cuestión, Jean-Paul Delevoye, haya concluido sus consultas con los interlocutores sociales. Será el momento clave en el que se crucen los anuncios del gobierno.