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El Comité Judicial del Congreso de EE UU da luz verde a los cargos contra Trump

El “impeachment” será votado en la Cámara la próxima semana y pasará al Senado

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Donald Trump en una rueda de prensa este viernes en el Despacho OvalEvan VucciAP

El Congreso de EE UU votará el “impeachment” del presidente Donald Trump. Así lo ha decidido el Comité Judicial del Congreso, que en una votación histórica aprobó los dos artículos por los que Trump será previsiblemente juzgado, obstrucción al Congreso y abuso de poder. Votaron a favor 23 congresistas, todos demócratas; en contra 17 congresistas, todos republicanos.

Casi inmediatamente después el presidente explicaba ante un grupo de periodistas que, si por él fuera, elegiría un juicio largo. Esto es, un espectáculo televisivo en el Senado, en horario de máxima audiencia, por el que desfilen todos los posibles implicados, empezando por él mismo y rematando en el mismísimo confidente que alertó de la llamada telefónica del 25 de julio al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, detonante de todo lo ocurrido.

El próximo paso, anunciado para la próxima semana, será la discusión y votación del “impeachment” en el Congreso.Una vez aprobado, algo que sucederá toda probabilidad, dada la mayoría demócrata en la Cámara, llegará el turno del Senado. Será allí, como el lejano caso del que fuera vicepresidente con Abrahm Lincoln, Andrew Johnson, y el mucho más reciente de Bill Clinton, que el presidente será sometido a un juicio político donde se lo juega a un todo o nada. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, ya ha explicado, en un comunicado, que hará todo lo posible para que el proceso extreme las garantías. Las acusaciones son muy graves.

Trump habla de vergüenza, de caza de brujas, de un juicio que trivializa las instituciones. Sus partidarios advierten de que puede haberse inaugurado la era de los “impeachment” sucesivos, cuando los siguientes presidentes de EE UU sean sistemáticamente sometidos al juicio político por sus rivales, adulterando hasta el paroxismo un arma constitucional diseñada para circunstancias absolutamente excepcionales. Los mismos que en 1999 juzgaron obsceno el “impeachment” contra Clinton consideran radicalmente necesario el juicio a Trump y viceversa.

Son los peligros de una polarización que parece haber quemado con aguarrás cualquier hipótesis de leal colaboración bipartidista. Al mismo tiempo el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, anunció el jueves que acaba de reunirse con el abogado de Donald Trump, Pat Cipollone, y que a resultas de su encuentro habían pactado un plan de acción conjunto para el juicio político.

Una noticia saludada como perversa por la oposición, al considerar que McConnell, por encima de senador republicano, es presidente del Senado, y por tanto ha de mantener una estricta imparcialidad. O cuando menos simularla. La cadena CNN, que dió la primicia, insistió en que persisten las discusiones entre la Casa Blanca y los senadores respecto al tipo de juicio que esperan.

La primera, y este mismo viernes Trump volvió a advertirlo, quieren un juicio público, abierto, televisado, que le permita exprimir todas sus condiciones de político anticonvencional y profundamente carismáticos. Los segundos preferirían un proceso mucho más discreto, sosegado y tranquilo.

Tres palabras que encajan fatal con la idiosincrasia de un presidente que florece ante las cámaras. Desde luego los demócratas han respondido indignados ante la idea de que McConnell trabaje junto a los abogados de Trump una suerte de esquema con vistas al “impeachment”. «Bueno», comentó el congresista demócrata Jamie Raskin, «esperemos que haya un clamor suficiente en el Senado y el país para hacerle repensar esta idea de coordinar la estrategia con el acusado en el caso». Entrevistado en la Fox

McConnell había explicado que no hay ninguna posibilidad de que el juicio salga adelante en el Senado. Por su parte la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, ha acusado a los congresistas republicanos del Comité Judicial de no estar a la altura de su juramento. En Washington ha estallado la guerra.