Paraguay
Gran evasión en una cárcel de Paraguay
Huyen 76 narcos brasileños tras excavar un túnel con la complicidad de los guardias penitenciarios
La Fiscalía de Paraguay presentó un trabajo pericial que demuestra que guardias de la cárcel de Pedro Juan Caballero permitieron en enero la fuga de 76 integrantes del mayor grupo criminal brasileño y que la evasión se efectuó por un túnel excavado durante una semana. Una cámara captó cómo un grupo de guardias vio la excavación y no avisó a las autoridades. Todos estaban compinchados en eso que ya se ha bautizado «El juego».
La fuga, que dejó al descubierto los fallos del sistema penitenciario de Paraguay, con superpoblación carcelaria y corrupción interna, se produjo la madrugada del 19 de enero en el penal de esa ciudad, fronteriza con Brasil y uno de los centros de operaciones del Primer Comando Capital (PCC), la red a la que pertenecían los prófugos. Se trata de uno de los grupos más radicados en Sao Paulo, en conflicto permanente con el Sindicato Rojo en Río de Janeiro. Generalmente, dividen las denominadas plazas y otros puntos de extorsión a negocios y transportes. Entran fundamentalmente en lucha en las prisiones o en los morros, favelas, con los distintos grupos policiales, como los temidos «calaveras» BOPE en la Ciudad Maravilla o LA ROTA en San Pablo.
Desde antes de que el presidente Jair Bolsonaro llegara al poder con su política de mano dura, muchos delincuentes denominados «vagabundos» en el argot popular han decidido trasladarse a países limítrofes como Paraguay, donde las instituciones son todavía más débiles. Especialmente las carcelarias. El PCC es conocido por sus masacres en prisiones por motivos como no poder ver un partido del mundial. Son capaces de levantar el teléfono y armar una carnicería en las calles y las comisarías en cuestión de minutos. Ese poder adquirido en Brasil se multiplica en Paraguay, donde son los verdaderos reyes y amos de los presidios.
Por su parte, el fiscal Federico Delfino informó que el plan fue organizado para que huyeran de ese penal 14 jefes del PCC, pero que el resto aprovechó la situación para escapar. Delfino explicó que el túnel fue excavado siete días antes de la fuga, de acuerdo con el estudio del topógrafo, probablemente con azadas y picos.
El fiscal comentó una secuencia de unas imágenes anteriores a la fuga, en la que se observa a algunos guardias acercarse al túnel y no «dar aviso de ello». Añadió que se trata de un actitud «displicente» que muestra que «hay responsabilidad dentro de la penitenciaria en cuanto a las irregularidades que se observaron». Indicó además que no fue hasta una hora y media después de la fuga que un guardia activó la alarma tras una llamada.
En el exterior, había desplegado un destacamento de las Fuerzas Armadas, que aseguraron que no vieron nada anormal esa madrugada. El Gobierno reconoció que la corrupción del sistema carcelario explica la evasión masiva, junto a fallos de inteligencia. El Ministerio de Justicia alertó meses antes de la existencia de un plan de evasión.
La operación muestra la creciente influencia de la organización en Paraguay, cuyas instituciones no son rivales para las bandas brasileñas. Las autoridades de la prisión ubicada cerca de la frontera entre Paraguay y Brasil sabían lo que estaba planeando el PCC, admitió la ministra de Justicia de Paraguay, Cecilia Pérez.
Para Pérez, algunos fueron cómplices, mientras que otros miraron a un lado por miedo a represalias. Treinta y dos funcionarios de la prisión, incluido el director de la cárcel, están bajo arresto. "Tenemos una crisis de seguridad que tiene su epicentro en el sistema penitenciario", agregó.
El PCC, por ejemplo, recluta o "bautiza" a los reclusos, lo que le permite crecer rápidamente y expandir sus tentáculos, dijo Gilberto Fleitas, director de investigación de hechos punibles de la Policía Nacional de Paraguay.
Fleitas estimó que actualmente existen unos 500 miembros del PCC en las cárceles de Paraguay, una cifra que se ha duplicado desde el año pasado. El comisario Rubén Paredes dijo que el número es aún mayor, y que cerca de un 10% de los 16.000 reclusos paraguayos pertenece a bandas brasileñas.
Apodada la "Ciudad de la Sangre", Pedro Juan Caballero demostró ser una base atractiva para las bandas de narcotraficantes de Brasil, dijeron las autoridades. La ciudad se mezcla casi imperceptiblemente con el municipio brasileño de Ponta Porã.
Pequeños aviones que transportan cocaína boliviana con frecuencia aterrizan en pistas remotas en las afueras de Pedro Juan Caballero, dijeron autoridades brasileñas y paraguayas. Desde allí, las drogas se mueven por el sur de Brasil y van hacia Europa, donde la demanda de cocaína está en auge.
Además las ganancias del tráfico de drogas se lavan a través de negocios locales como hoteles, casinos o cría de ganado, dijo la policía brasileña.
La ciudad de unas 120.000 personas vio un fuerte aumento en la violencia vinculada al narcotráfico el año pasado, como resultado de la feroz competencia para dominar las rutas del tráfico. El intendente de Pedro Juan Caballero, José Carlos Acevedo, dijo que en el 2019 hubo más de 150 asesinatos, lo que arroja una tasa de homicidios de más de 120 por cada 100.000 personas. En comparación, la tasa de asesinatos en El Salvador, el país más peligroso del mundo, es de 61,8 por 100.000, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC). Se ha convertido en refugio de piratas.
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