Elecciones en Estados Unidos
La gran noche de Joe Biden
Un Supermartes para la historia. Una noche dramática con un claro triunfador, Joe Biden. Que en el momento de escribir estas líneas incluso competía con Bernie Sanders por la victoria en Texas. Dada la fuerte presencia de latinos en el estado de la estrella solitaria, 3 de cada 10 votantes demócratas, Sanders parecía tener el triunfo asegurado. A fin de cuentas las encuestas dan por evidente que el regreso arrollador de Biden está relacionado con el apoyo masivo que ha logrado reunir entre los afroamericanos. Y que al senador por Vermont, veterano de las primarias de 2016 contra Hillary Clinton, lo propulsan los hispanos. Pero en la noche del martes los electores rompieron todos los pronósticos. Porque el ex vicepresidente con Obama, el mismo al que casi todos daban por muerto hace apenas una semana, el hombre que repetía con convicción decreciente que EE.UU era mucho más que Iowa o New Hampshire, nunca había ganado unas primarias. Hasta que el sábado, en Carolina del Sur, carbonizó el gafe. En Twitter Biden ha dado las gracias a «nuestros increíbles seguidores y voluntarios en todo el país. Su fe en nuestra campaña, especialmente cuando los expertos y los medios nos excluyeron, significan todo para mí».
Su noche tiene mucho de resurrección histórica. No digamos si consolida su ventaja creciente en Texas. Dando por hecho, eso sí, que Bernie Sanders sería capaz de mantener su cabalgada en California, donde con el 28% escrutado sacaba diez puntos a sus inmediatos perseguidores, Biden ha ganado en Utah, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Arkansas, Tennessee, Alabama, Carolina del Norte y Virginia. Sanders ganaba en Colorado y Vermont. En su caso la clave del Supermartes puede estar relacionada con el hecho de que los jóvenes, sus más firmes partidarios, no han votado en los porcentajes que necesitaba. El US Today informaba que las encuestas a pie de urna en cinco estados del Sur que ganó Biden revelan que los jóvenes votaron en una proporción menor que en 2016, cuando Sanders competía con Hillary Clinton. Que por cierto no ha desaprovechado la ocasión para enviar un recado a su viejo enemigo. Entrevistada en Good Morning America, la ex primera dama y ex secretaria de Estado había aprovechado durante la mañana para alertar del riesgo que entrañaría una candidatura de Sanders. No sólo porque dude de sus posibilidades para la Casa Blanca, sino porque, de paso, teme que provoque la pérdida de la mayoría demócrata en el Congreso al tiempo que el Senado seguiría en manos en manos republicanas. «El cambio es difícil», dijo, «no es glamuroso, no encaja en un lema y, sin embargo, las personas que fueron elegidas en 2019 están haciendo el trabajo de la gente. Creo que deberíamos ser más comprensivos y realistas sobre lo que se necesita para lograr un cambio en esta democracia grande, complicada y plural». Un cambio que, a su entender, no puede venir de la mano del candidato que la semana pasada elogió los logros educativos y alfabetizadores de la dictadura castrista.
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