Francia

Francia cierra lugares no vitales por la falta de respeto de las consignas

Los “chalecos amarillos” ignoran las recomendaciones del Gobierno contra el coronavirus y vuelven a protagonizar enfrentamientos con la Policía en las calles de París

Apenas gente alrededor de la bulliciosa Torre Eiffel, este sábado en París/AP
Apenas gente alrededor de la bulliciosa Torre Eiffel, este sábado en París/APChristophe EnaAP

Francia ordenó este sábado el cierre de todos los establecimientos públicos no esenciales ante el avance del coronavirus, que el Gobierno atribuye a la falta de disciplina de los franceses en el cumplimiento de las consignas, materializada en las nuevas manifestaciones hoy de los “chalecos amarillos”.

El primer ministro, Édouard Philippe, compareció ante los medios para anunciar que bares, restaurantes, discotecas, cines y tiendas no alimentarias tendrán que bajar la persiana a partir de la medianoche, porque las consignas de renunciar a la vida social no han sido respetadas, lo que ha acelerado la difusión del COVID-19.

Francia ha visto cómo en las últimas 72 horas se han multiplicado por dos el número de contagiados, que son ahora 4.500, según las cifras oficiales, que revelan también 91 muertos, doce más que la víspera, y 300 pacientes en estado grave. Tanto es así que el país ha entrado en la fase 3, la última prevista, lo que implica que el virus circula ya por todo el territorio.

El Gobierno acelera en su intento de frenar la difusión y a partir hoy solo abrirán las tiendas de alimentos, farmacias gasolineras, bancos, estancos y kioscos de prensa, al tiempo que señaló que mantiene la primera vuelta de las elecciones municipales. Matignon agregó que se mantienen abiertos los transportes públicos aunque disminuirá su frecuencia, e hizo un llamamiento a los ciudadanos a limitar los desplazamientos, sobre todo los interurbanos.

Philippe aseguró que el Ejecutivo ha constatado que las consignas de evitar la vida social lanzadas el pasado jueves por el presidente, Emmanuel Macron, no han sido respetadas. Una muestra de ello, aunque no citada por Philippe, fue una nueva movilización de los “chalecos amarillos”, que pese a las consignas de sus portavoces no renunciaron a salir un sábado más, el 70 consecutivo en las protestas iniciadas en noviembre de 2018.

Lo hicieron en varias ciudades del país y desoyendo la orden del Gobierno, que un día antes había prohibido toda reunión de más de 100 personas. En París, una vez más la más numerosa de las protestas, la manifestación acabó con enfrentamientos entre radicales y las fuerzas del orden.

Según los datos de la Prefectura de Policía de la capital, los agentes procedieron a 79 arrestos, 76 multas y 1.163 controles preventivos.

A lo largo de todo el recorrido de la manifestación, que se desarrolló por el sur de la capital, se registraron actos vandálicos, lo que obligó a la intervención de las fuerzas del orden, que cargaron en algunos momentos e hicieron uso de gases lacrimógenos. También se registraron roces entre manifestantes y fuerzas del orden cuando los servicios de la Prefectura ordenaron la disolución de la manifestación a última hora de la tarde.

La Prefectura indicó que 21 agentes sufrieron heridas a lo largo de la jornada.

Las imágenes de la manifestación y de los enfrentamientos con la Policía contrastaron con la llamada del Gobierno a limitar al máximo las aglomeraciones de personas, que habían anunciado la víspera.

Algunas voces cuestionan también que el Gobierno mantenga las municipales en la actual situación. Pero el primer ministro aseguró que el comité científico que les asesora “ha confirmado que se pueden desarrollar respetando estrictamente las consignas de distanciamiento y priorización de las personas mayores y frágiles”, al tiempo que se mostró convencido de que los franceses mostrarán “calma y civismo”.

A partir de las ocho de la mañana abrirán en el país 70.000 mesas electorales en 35.000 municipios a los que están llamados a votar más de 47 millones de ciudadanos para elegir a 500.000 concejales. El Ejecutivo considera que el acto de ir a votar no supone un mayor riesgo de contagio que acudir a un supermercado.

Además, han adoptado ciertas precauciones higiénicas en los colegios electorales, han reiterado que se respeten las medidas de distancia y han dado instrucciones a los presidentes de mesas para que los ancianos y pacientes vulnerables no permanezcan mucho tiempo en las colas. La incógnita será conocer si, pese a esas medidas, el miedo al coronavirus no eleva la abstención.