Francia
El coronavirus contamina las municipales en Francia
Los candidatos evitan los tradicionales mítines multitudinarios y recurren a las redes sociales para pedir el voto. Temor a que el miedo al contagio incremente la abstención récord registrada en 2014
Francia tiene ante sí este domingo un reto monumental: celebrar unas elecciones municipales en tiempos de una crisis sanitaria de dimensiones aún incalculables. Las autoridades galas consideran que se debe evitar que el coronavirus perturbe la vida democrática del país y por ello, el propio ministro del Interior, Christophe Castaner, ya zanjó durante el fin de semana pasado que los comicios municipales se celebrarían a excepción de algunos municipios puntuales situados en los departamentos más afectados del país como Oise o el Alto Rin.
Francia registró el primer contagio en Europa y en cuanto los casos empezaron a multiplicarse, numerosas voces cuestionaron la conveniencia de mantener la doble cita electoral, que se celebra este domingo 15 y el 22, sobre todo porque algunas zonas están en cuarentena por la explosión de casos.
Las dudas se reavivaron cuando se prohibieron en todo el país las reuniones masivas en recintos cerrados, primero las de más de 5.000 personas, reducidas ahora a un máximo de 1.000. Esto ha llevado a candidatos como la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, a cancelar su último mitin en París o a su rival conservadora Rachida Dati a reducir al mínimo el aforo de su acto cierre de campaña. El miedo a un contagio ha limitado también los habituales gestos de campaña de los candidatos como pasearse por mercados para centrarse en las redes sociales.
Emmanuel Macron, que esta noche se dirigirá a los franceses en un mensaje televisado a las 20 horas sobre el virus, mantiene que, a diferencia de un espectáculo deportivo o de ocio, unas elecciones tienen un incidencia fundamental en la vida del ciudadano y esta cita debe celebrarse siempre atendiendo a una serie de medidas de precaución. Pero a nadie se le escapa que el desafío está ahí y que si la cita se convirtiese en un foco de contagio, el cuestionamiento hacia su figura sería explosivo. Entre otras medidas, se deberá limpiar con lejía los 70.000 centros electorales antes y después de cada escrutinio. Tendrán que contar con puntos de agua y gel antibacterial para que todo el mundo pueda lavarse las manos, conforme a las instrucciones básicas de prevención que preconiza el Gobierno y que deberán estar bien visibles a la entrada de cada uno de los colegios por toda la geografía francesa. Y además cada centro deberá estar dispuesto de tal forma que se respete el espacio entre los votantes de alrededor de un metro.
El Gobierno recomienda además a los votantes acudir con su propio bolígrafo de tinta indeleble azul o negra para marcar las papeletas y que, allí donde se disponga de máquinas de votación, estas sean limpiadas cada media hora, según las reglas que Interior ha hecho llegar. Para quienes acudan con mascarilla por miedo a un contagio, una advertencia: solo se les permitirá votar si son “identificables a pesar de la mascarilla”. Si no es así, el votante deberá quitársela para que se confirme su identidad y, en caso de que la persona afectada se niegue, no podrá votar.
Pero si el de la salud es un reto importante, el de la abstención no lo es menos. El coronavirus podría provocar una abstención del 28% según una estimación del instituto Ifop. Una cifra nada desdeñable, sobre todo si se convierte en un factor que se sume a las tradicionales razones por las que los electores no van a las urnas, que ya provocaron una cifra récord de abstención de hasta el 37,8% en las municipales de 2014. Pero lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta qué efectos podría tener toda esta crisis sanitaria sobre los resultados finales.
“Esta campaña tiene algo muy particular. No hay distribución de folletos, ni reuniones”, admitía confinado desde su casa en la cadena France24 , Bruno Fortier, alcalde saliente de Crépy-en-Valois, comuna de l’Oise, uno de los lugares más afectados por el coronavirus y sujeta a restricciones drásticas. Tampoco se puede descartar la hipótesis de que los candidatos impedidos de hacer campaña aleguen la desigualdad de oportunidades ante el Tribunal administrativo. Una situación que no tendría precedentes en el país.
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