Reino Unido

Brexit y Covid: la tormenta perfecta acecha a Johnson

Más de dos millones de británicos solicitan la ayuda de desempleo, la mayor subida en 24 años

Coronavirus crisis in Britain
Una mujer pasea junto al Banco de Inglaterra en la City londinenseNEIL HALLEFE

El Gobierno de Boris Johnson cada vez tiene más presión por parte de sus propias filas para ir suministrando algo de oxígeno a la economía en plena pandemia. En abril, el primer mes en el que los británicos estuvieron en su totalidad en confinamiento, el número de personas que solicitó la ayuda por desempleo pasó de 856.500 a 2.1 millones, la subida más alta en un mes desde 1996. En términos generales, en el primer trimestre del año, el desempleo en Reino Unido subió en 50.000 personas frente al mismo periodo del año anterior, lo que situó la tasa del paro en el 3,9%, según los últimos datos publicados ayer por la Oficina Nacional de Estadística (ONS).

El director del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, Jagjit Chadha, advierte de que, debido al impacto del coronavirus, se espera que la tasa de parados llegue en los próximos meses al 10%, algo no visto en suelo británico desde principios de los pasados años noventa.

Por su parte, el Producto Interior Bruto (PIB) ha registrado una caída del 2 % en el primer trimestre del año, el mayor desplome desde 2008, lo que ha llevado al Ejecutivo a asumir que el país va camino de la recesión.

En definitiva, el covid-19 ha arrasado a nivel global y los gobiernos a ambos lados del atlántico se enfrentan ahora a una situación compleja. Sin embargo, en medio de la gran crisis, Reino Unido supone un caso excepcional. Y ya no sólo por el hecho de que es el segundo país del mundo con más muertos, sólo por detrás de Estados Unidos. Los fallecidos ascienden ya a 35.341. Sino porque, en medio del mayor reto global en tiempos en paz, Downing Street tiene que lidiar conjuntamente con un divorcio histórico: el Brexit se materializará finalmente el próximo 31 de diciembre.

Los británicos salieron oficialmente de la UE el pasado 31 de enero, pero a efectos prácticos siguen como estado miembro hasta finales de año. Londres y Bruselas negocian ahora las futuras relaciones entre ambas partes. En este sentido, Johnson se resiste a solicitar una extensión del periodo de transición. Pero se antoja complicado que en tan solo unos meses se pueda cerrar un acuerdo comercial. Y si ya de por sí un Brexit duro plantea serios problemas para la economía, el divorcio caótico en plena crisis global del Covid-19 puede resultar tremendamente catastrófico para los británicos.

Según una encuesta realizada por Focaldata, dos tercios de los ciudadanos están ahora a favor de extensión del periodo de transición, incluido el 49% de los que votaron por Brexit, para evitar el caos económico.

El Gobierno podría camuflar los efectos de la salida sin pacto del bloque culpando al coronavirus por los próximos años de todos sus males. Pero al mismo tiempo, los expertos advierten de que, si las economías del resto de países comienzan a recuperarse sin que la británica ofrezca ningún brote verde, el “premier” lo pagará políticamente.

Aún más, porque su gestión ante la pandemia ya ha hecho mella en su liderazgo. Por primera vez desde inicio del brote, hay más británicos que consideran que las cosas no se están haciendo bien respecto a aquellos que aprueban la actuación del Gobierno. Asimismo, la popularidad del nuevo líder de la oposición laborista, el moderado Keir Starmer, supera en dos puntos a la del inquilino del Número 10, según el último sondeo de YouGov.