Coronavirus

Jair Bolsonaro

Críticas en Brasil por ocultar las muertes acumuladas por covid-19

La postura del Gobierno es “ridícula” porque “nadie va a esconder datos para siempre”, argumenta el ex presidente Henrique Cardoso

De nuevo Brasil en “el ojo de la tormenta”. Convertida en el epicentro de pandemia y un presidente Jair Bolsonaro que no se cansa de minimizar los efectos de “la plaga”, y quizás tergiversarlos. Eso sospechan los medios locales.

El retraso y la falta de datos consolidados sobre la pandemia del COVID-19 en Brasil levantaron voces de protesta entre la clase política, el Poder Judicial y las asociaciones de prensa contra el nuevo método de registro de muertes y contagios implementado por el Gobierno.

Concretamente Brasil rectificó los últimos datos oficiales de la COVID-19 respecto al balance diario divulgado el domingo y amaneció con 857 muertes menos y 6.331 casos confirmados más de los reportados inicialmente, aumentando así la polémica provocada por el cambio de metodología de recuento.

Así, el total de casos confirmados pasó de los 685.427 contabilizados en un primer momento a los 691.758, mientras que los fallecimientos registrados de manera oficial bajaron de 37.312 a 36.455.

Y todo en medio de una polémica generada por la metodología de divulgación de datos oficiales adoptada desde el viernes que sólo incluye las muertes y casos registrados en 24 horas desestimando los balances totales. Además el portal donde los datos eran expuestos fue retirado.

Los nuevos números, aun así, mantienen al país como el segundo con más casos confirmados después de Estados Unidos y eltercero en muertes detrás de los norteamericanos y Reino Unido.

“Chapuza sospechosa”

Después de tres días consecutivos con un récord diario de muertes, que llegó al punto más alto el jueves con 1.473 decesos a partir del viernes, el Gobierno retrasó en tres horas la divulgación de los datos, que ahora son informados a las 22:00 horas con el argumento de evitar “inconsistencias” del informe diario de los 27 estados.

El retraso y la omisión de datos fue asociada a la intención del Gobierno de evitar que la información saliera en el telenoticiero nocturno de la red Globo, la más poderosa del país, y en los matutinos, que cierran habitualmente sus ediciones impresas antes de las 22:00 horas.

Pero finalmente el domingo, en medio de las voces de protestas que se desataron entre la clase política, el poder judicial y las asociaciones de prensa, el Gobierno divulgó el boletín una hora antes de lo previsto, sin incluir los números consolidados, horas después, corrigió las cifras.

El presidente del Congreso, Rodrigo Maia, pidió a la Secretaría General de Presidencia que el Gobierno vuelva al formato inicial de divulgación de datos y la Comisión Externa de la Cámara de Diputados elevó un oficio al Parlamento para que los balances sean entregados en tiempo real al poder Legislativo.

La Fiscalía, por su parte, dio un plazo de 72 horas al ministro interino de Salud, el general Eduardo Pazuello, para que explique y presente el acto administrativo que respalda la modificación.

En un debate televisivo, el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) manifestó que la postura del Gobierno es “ridícula” porque “nadie va a esconder datos para siempre”. Mientras, la ex ministra y excandidata presidencial Marina Silva dijo que Bolsonaro comete con la omisión “un crimen de responsabilidad”.

El gigante latinoamericano suma la tensión que se vive en las calles en las manifestaciones en favor y contra del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a un creciente avance de la pandemia salpicado por críticas al Gobierno tras alterar y atrasar la publicación de los datos sobre el COVID-19.