Estados Unidos

“Solo nos arrodillaremos ante el todopoderoso Dios”, Trump desafía en Rushmore a los revisionistas

El presidente reivindica a los «padres fundadores» de EE UU con un divisivo mitin en el mítico monte el 4 de julio. La prensa critica el "oscuro" discurso del mandatario

Donald Trump
President Donald Trump smiles at Mount Rushmore National Memorial, Friday, July 3, 2020, near Keystone, S.D. (AP Photo/Alex Brandon)Alex BrandonAP

La precampaña electoral, el virus y las guerras culturales caminan atadas de forma inextricable. El último capítulo ha llegado de la mano de Donald Trump, que voló ayer rumbo a un mitin en el legendario Monte Rushmore para celebrar el 4 de julio, el día de la Independencia.

Se trata, por supuesto, del venerado parque nacional con los rostros de varios presidentes esculpidos en la roca. Del objeto de mil y una láminas, protagonista de películas, emblema del orgullo nacional y, estos días, también objeto del asalto revisionista y las pretensiones iconoclastas de quienes detectan racismo estructural enraizado en pedestales, museos, bases aéreas, canciones, libros y etc.

El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump
El presidente Donald Trump y la primera dama Melania TrumpAlex BrandonAP

Trump habló junto a los grandes bustos de George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt. Antes de comenzar el acto, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, le explicó a la Fox que nadie ha fijado normas de distanciamiento social durante el acto. Mientras los ecologistas denuncian la pretensión de usar fuegos artificiales. Por no hablar de que las tierras que rodean el lugar son objeto de polémica con las naciones indias desde hace muchas décadas. Entre otras cosas porque los tratados firmados por los Sioux y Washington en el XIX dictaminan que el espacio sagrado sería parte del territorio que correspondía a los primeros.

Trump acusó a los activistas que quieren quitar los monumentos a los generales confederados y otros líderes estadounidenses divisivos de llevar a cabo “una campaña despiadada para borrar nuestra historia, difamar a nuestros héroes, borrar nuestros valores y adoctrinar a nuestros hijos”.

“Este movimiento está atacando abiertamente los legados de cada persona esculpida en el Monte Rushmore”. Para el actual presidente de EE UU: “Aquellos que buscan borrar nuestra herencia quieren que los estadounidenses olviden nuestro orgullo y nuestra gran dignidad, para que ya no podamos entendernos a nosotros mismos ni al destino de Estados Unidos”.

En opinión de Trump, los manifestantes que han pedido la eliminación de las estatuas que conmemoran a los líderes confederados y a otros “buscan disolver los lazos de amor y lealtad que sentimos por nuestro país y por los demás”.

El presidente criticó duramente a los liberales y demócratas que protegen los “ataques a nuestras libertades”. Trump habló de que se protegerá “el estilo de vida” estadounidense. Y recordó las detenciones que ya se habían hecho y las penas de diez años de cárcel para aquellos que vandalicen o destruyan estatuas, símbolos o monumentos de la herencia de EE UU.

Según Trump se está adoctrinando a los estadounidenses en el colegio y en las facultades de Periodismo a odiar a los estadounidenses y su historia. “Se enseña a nuestros niños a odiar a nuestro propio país y a los héroes se los retrata como villanos”, espetó el presidente.

“No nos silenciarán”, concluyó el mandatario, antes de defender los principios cristianos en los que se construyó la nación y alabó la figura de la familia. También insistió en que “construiremos el muro”. Los gobiernos existen para proteger la felicidad de sus ciudadanos. “Tenemos que cuidar de América, primero”, es el momento.

Nunca aboliremos a la Policía ni nuestra genial Segunda Enmienda que nos da derecho a tener y guardar armas, creemos que a nuestros niños les enseñarán a amar a este país y solo nos arrodillaremos ante el todopoderoso Dios”.

Críticas al “oscuro” discurso del presidente

El diario “The New York Times” tachó el discurso de Trump en el monte Rushmore como “un mensaje de divisiva guerra cultural”. Mientras que “The Washington Post” titulaba que el presidente “usa el discurso del Monte Rushmore para explotar las divisiones sociales”. Para este periódico, el discurso fue “oscuro” y se centró “en lo que describió como una revolución cultural de izquierdas que tiene como objetivo reescribir la historia de EE UU y borrar su herencia”.

Récord de casos de coronavirus

Todo esto mientras EE UU diagnosticaba 60.383 nuevos casos, 55.200 casos el jueves y 52.279 el miércoles. Ya son 2.793.022 positivos. 129.405 decesos.

Al lado de las cifras, disparadas, la noticia de que los estudiantes de varios «colleges» de Alabama han organizado «fiestas covid». Literalmente parrandas para saber quién se contagia primero. Hasta el punto de que una concejal de Tuscaloosa acusa a los jóvenes de haber cursado invitaciones específicas a personas que dieron positivo. Incluso habrían recaudado dinero para premiar al primero que lograse contraer la enfermedad.

En cuanto a la covid-19, Trump insiste en que el aumento de diagnósticos está directamente relacionado con la mayor cantidad de test disponibles. Ayer mismo, en Twitter, escribió que «hay un aumento en los casos de coronavirus porque nuestros tests masivos, mucho más y mucho mejores que los de cualquier otro país. Es una gran noticia, pero una noticia aún mejor es que la muerte y la tasa de mortalidad están bajando. Además [la mayoría de los infectados son] personas más jóvenes, que mejoran mucho más fácil y más rápido!».

Celebraciones del 4 de julio en el Monte Rushmore
Celebraciones del 4 de julio en el Monte RushmoreTANNEN MAURYEFE

EE UU ocupa el noveno puesto en muertos por millón de habitantes, 398. La pandemia circula desatada en Estados tan poblados como Florida, California y Texas. Para atender y entender hasta qué punto la epidemia cabalga por medio país, baste atender a que en Florida llevan 25 días consecutivos batiendo récords semanales de contagios, el jueves 10.109. Con 2.300 positivos en Miami-Dade, el alcalde ha decretado el toque de queda por la noche.

En Texas, con 7.915 nuevos positivos este jueves, el gobernador, el republicano Greg Abbott, ya obliga a que los habitantes de hasta 20 condados tengan que usar máscarilla cada vez que estén en un lugar público. Hace una semana ya obligó a cerrar los bares, y los restaurantes solo podrán atender en el exterior y para atender pedidos a domicilio.

Como advierte el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, la causa más probable del repunte estriba en la relajación demasiado temprana de las medidas cautelares.

Si hay que buscar buenas noticias, más vale al menos atender a la buena progresión de la economía, que ha reducido el paro en casi 5 millones de trabajadores durante el mes de junio. Aunque la marcha atrás decretada en muchos Estados posiblemente estropee parte de la recuperación: solo durante la última semana el país contempló hasta 1,4 millones de estadounidenses acudieron a las oficinas del paro.

De momento, eso sí, nada resulta comparable a lo vivido en la ciudad de Nueva York durante los meses de marzo y abril, con 5.000 personas infectadas a principios de marzo, 800.000 a final de mes y no menos de 1,6 millones a finales de abril. Son números salvajes, muy relacionados con la alta densidad de población de la ciudad, con sus actividades económicas y con la masiva afluencia de viajeros nacionales e internacionales. Y cuando el alcalde y el gobernador quisieron reaccionar, por ejemplo cerrando los locales de restauración y, por supuesto, la red de colegios, ya era demasiado tarde para frenar la pandemia.