Bolivia
“La división de la derecha favorece a la izquierda bolivariana”
Hugo Carvajal, ex ministro boliviano, analiza el resultado con sondeos a pie de urna que devuelve al MAS a la presidencia del país
Hugo Carvajal fue ministro de Educación del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y presidente de la Cámara de Diputados. Militó en MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria y desde hace diez años vive exiliado en España tras denunciar un proceso de persecución iniciado por Evo Morales. En un análisis para LA RAZÓN, Carvajal ofrece cinco claves que ayudan a entender la victoria del Luis Arce como presidente de Bolivia.
1. Subestimar a Evo Morales
“La acumulación de desaciertos cometidos desde noviembre de 2019 comenzó al sobreestimar la victoria cívica y democrática del pueblo boliviano. Al mismo tiempo, se subestimó a Evo Morales, se pensó que el ex presidente Morales estaba solo, pero en el transcurso de los días se pudo ver que Evo estaba apoyado por el progresismo internacional que lo acompañó de manera franca y violando incluso normas de asilo”.
2. No hubo una transición estructural
“El segundo error fue una transición más diseñada. En lugar de concebirse un cambio estructural se pensó en una transición coyuntural y apresurada. A los 120 días se convocaron elecciones (luego suspendidas por la covid). La gente se perdió, no captó la complejidad de la transición. Esta debe ser una enseñanza para toda América Latina. Lo correcto hubiera sido organizar un gobierno de unidad nacional, en cambio, se dejó la transición en manos del partido que perdió en las elecciones de octubre de 2019, Demócratas, el partido de Jeanine Áñez, que solo logró el 5% de los votos. Capturaron la presidencia sin experiencia política y administrativa y se perdieron en el laberinto del poder, cayendo en corrupciones y deficiencias administrativas”.
3. División de la derecha
“Las fuerzas democráticas se han dividido y se han atacado mutuamente. Los líderes políticos pensaron que era su gran oportunidad y se creyeron candidatos presidenciables, desde Carlos Mesa y el ex presidente Jorge Quiroga y hasta la propia presidenta Jeanine Áñez. Un gran error. Carlos Mesa no comprendió que en las elecciones de 2019 tenía un voto prestado, el voto útil que le entregó el ciudadano para derrotar la tiranía de Evo Morales. Pensó que en torno a su liderazgo exclusivo iba a salir victorioso y se dio de bruces contra la realidad. Luis Fernando Camacho ha demostrado que un buen líder cívico no siempre es un buen líder político. Este activista de la poderosa región de Santa Cruz pasó de la lucha cívica a la lucha regionalista convirtiendo Santa Cruz en el eje de su campaña. Los grupos financieros de Santa Cruz, las élites, se han equivocado en esta apuesta política”.
4. La nostalgia de la bonanza económica
“El MAS, el partido de Evo Morales y Luis Arce, ha jugado sus bazas de una manera astuta. No se encerró en el discurso indigenista, y en cambio mostró un discurso más abierto. Supo utilizar muy bien el desastre de la pandemia y la caída económica para su propio beneficio. Además, rescató una nostalgia de la bonanza económica de Bolivia en los años de Evo Morales que hoy extraña la población boliviana pero que no la va a volver a tener”.
5. Una sociedad más pobre que busca amparo
“La izquierda bolivariana que representa Luis Arce no se ha ido de América Latina y es posible que pueda tener más protagonismo, como acaba de suceder en Bolivia, en países como Colombia o Chile. Esta izquierda siempre ha pescado en río revuelto y ha aprovechado crisis sociales y sanitarias para encumbrarse. Tenemos estados débiles en América Latina y ahora existe una mayor fractura social por la crisis económica de la pandemia. Se ha mostrado que existe más inequidad, ha vuelto a aumentar la pobreza y los estados no tienen la misma capacidad de atención a las demandas sanitarias y sociales. Por tanto hay un terreno abonado para que esta izquierda retome mayor presencia en la región”.
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