Evo Morales

El regreso triunfal de Evo Morales: Quiere dedicarse a la lucha sindical en Bolivia

Un año después de permanecer en el exilio en Argentina, el ex presidente indigenista vuelve al país tras la toma de posesión de su delfín, Luis Arce.

Un día antes de cumplir un año como exiliado, el ex presidente Evo Morales regresó a Bolivia entre vítores de miles de simpatizantes que le dieron la bienvenida en la frontera con Argentina y lo escoltarán en una caravana que va a cruzar el país hasta la región cocalera de Chapare, su feudo político. Morales vuelve a pisar suelo boliviano una vez que su partido, el Movimiento al Socialismo, recuperó el poder pero con muchas dudas de cuál será su papel en la nueva administración encabezada por su exministro Luis Arce.

«Estaba seguro que iba a volver, no pensé que tan pronto», dijo Morales en la despedida que le organizó Argentina en el puente internacional La Quiaca-Villazón el lunes por la mañana, a la que asistió el presidente argentino Alberto Fernández y el exvicepresidente de Morales, Álvaro García Linera. «Fue un honor tenerte entre nosotros. Te vamos a extrañar», le dijo Fernández, que lo acogió desde diciembre como refugiado político. Antes estuvo en México, su primer destino desde que hace un año abandonase Bolivia precipitadamente después de que las autoridades militares pidiesen su renuncia tras unas elecciones fallidas que desembocaron en protestas y más de una treintena de muertos.

«Me vi obligado a renunciar» dijo Morales en Buenos Aires antes de iniciar el regreso. «Si me quedaba tenía dos caminos: el cementerio o Estados Unidos», añadió ante la multitud en Villazón donde acusó al presidente Donald Trump de «dar un golpe» en 2019 y agradeció la hospitalidad de Fernández y de Andrés Manuel López Obrador, en México.

Morales pudo regresar después de que la justicia anulase una orden de arresto en su contra por terrorismo y sedición interpuesta por el gobierno interino de Jeanine Añez. Una causa sustentada en una serie de audios en los que la voz, presuntamente de Morales, ordena a un dirigente cocalero cortar el suministro de alimentos y bloquear caminos a varias ciudades en medio de las protestas que siguieron a las elecciones del año pasado.

La orden de arresto se anuló porque se vulneró el derecho a la defensa de Morales, aunque la investigación sigue en marcha, según el juez que lleva causa.

Evo Morales llega a Bolivia al día siguiente de la toma de posesión de Luis Arce como nuevo presidente de Bolivia, que ha dado signos de querer distanciarse de su predecesor. Ante las insinuaciones de que será la marioneta de Morales, Arce ha respondido con contundencia: «No soy Evo». «No gobernaré a la sombra de Morales», e incluso varios cargos del partido, el Movimiento al Socialismo, se pronunciaron contra un regreso inmediato de Morales por considerarlo precipitado.

Arce fue ministro de Economía de Morales durante los casi catorce años que dirigió el país y es considerado el cerebro del «milagro económico» boliviano, con un crecimiento medio del 5% y millones de personas que salieron de la pobreza. Arce es un tecnócrata, identificado con la clase media urbana, sin el tirón social de Evo, que forjó su carrera como líder sindical de los cocaleros. Sin embargo Arce eligió como vicepresidente a David Choquehuanca, que tiene un perfil más cercano a las bases. Con este panorama queda poco espacio para Morales, cuyo rol actual en influencia en el nuevo gobierno aún está por definir.

El nuevo presidente boliviano está recibiendo muchas presiones para la formación de su gabinete y ha aplazado la decisión, que se esperaba conocer este lunes. Dirigentes del MAS pidieron un gabinete con «nueva gente» y dejar atrás los cuadros que rodearon a Morales.

Los analistas se dividen entre quienes piensan que Morales será capaz de ejercer una influencia decisiva sobre Luis Arce porque fue quien lo designó como candidato del MAS y heredero político y otros que consideran que la victoria del 55% en las urnas le otorga la legitimidad suficiente para relegar a Evo Morales a un papel más simbólico y circunscrito al partido.

Arce afronta el reto de unir a una sociedad muy polarizada después de un año de máxima inestabilidad, com un gobierno interino y protestas callejeras y de superar la doble crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de covid-19, la peor recesión “en los últimos 40 años”, según refirió en su discurso de toma de posesión.

Nada más ganar las elecciones el mes pasado anunció ayudas económicas de emergencia para los afectados por la pandemia, pero no ha concretado en qué va a consistir su plan económico, más allá de que recuperará el estatismo que aplicó en su época de ministro. El reto es mayúsculo, en un entorno internacional desfavorable con los precios de las materias primas que exporta Bolivia muy por debajo del precio en los años del “milagro”. En una reciente entrevista a la agencia Afp Morales dijo que a su regreso a Bolivia se instalaría en la región de Cochabamba y volvería a la actividad sindical que desempeña desde los años ochenta.

“(Estaré) en la zona del trópico de Cochabamba junto a los movimientos sociales y al MAS. Vamos a cuidar a defender nuestro proceso, vamos a acompañar a Lucho (Luis Arce)”, dijo. También afirmó que “vamos a cuidar nuestros principios ideológicos, también los programas sociales para bien de todo el pueblo boliviano”. Cuando le preguntaron si tendría algún cargo en el gobierno de Arce, contestó: “No, para nada”.