Oriente Medio
Israel ataca objetivos iraníes en Siria horas antes de la visita de Pompeo
El secretario de Estado se convierte en el primer diplomático de EE UU en acudir a un asentamiento judío en Cisjordania
Mientras se produce el cambio de inquilino en la Casa Blanca y con la expectativa de ver como será el tono de las relaciones entre Joe Biden y el “premier” israelí, Benjamín Netanyahu, Israel reactivó esta madrugada la política de bombardeos sobre posiciones del ejército de Bachar al Asad y las milicias proiraníes con base en Siria.
Según informó el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH), cazas de combate hebreos atacaron sistemas de defensa antiaéreos del Ejército sirio, así como almacenes de armamento de las milicias financiadas por Teherán y del grupo chiita libanés Hizbulá. Los misiles golpearon el aeropuerto internacional de Damasco, zonas aledañas a la capital, y cerca de Quneitra, localidad ubicada en la frontera sirio-israelí de los Altos del Golán.
El informe de la ONG afirma que murieron diez personas a causa de los ataques aéreos, además de producirse daños materiales. De las víctimas, tres eran oficiales del Ejército sirio, cinco pertenecían a las Fuerzas Al Quds y eran de nacionalidad iraní, y otros dos milicianos de nacionalidad no aclarada. “La cifra de víctimas aumentará, ya que los ataques dejaron varios heridos, algunos de ellos de seria gravedad. Y hay informaciones no confirmadas de más muertes”, aclaró el OSDH.
A diferencia de anteriores operaciones militares aéreas en Siria -en que nadie dudaba de la autoría de los ataques, pero desde el establishment de seguridad israelí se mantenía un riguroso silencio-, esta mañana el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, compareció para justificar la operación: "Israel no permitirá violaciones de su soberanía en ningún frente, ni permitirá el establecimiento de bases militares junto a sus fronteras”. Y añadió: “El régimen sirio es el responsable de todo lo que ocurra desde su territorio”. Ayer, tropas israelíes detectaron un paquete con explosivos anexo a la verja fronteriza, en la zona sur del Golán.
Un portavoz militar también habló abiertamente sobre la operación: “El ataque se produjo en respuesta a la colocación de explosivos en la valla, y que fue colocada por una brigada bajo instrucciones iraníes”. Para el “Tsahel", el hallazgo supone una prueba añadida de “las actividades de Irán para reforzar su presencia en suelo sirio”. Mientras la armada hebrea activó sus baterías antiaéreas para prepararse ante cualquier escenario, exigió a la ONU hacer cumplir los acuerdos de alto el fuego entre Israel y Siria.
Teherán responde con nuevas amenazas
Desde Teherán, el ex ministro de defensa Hussein Dahkan –que sigue ejerciendo como asesor militar del ayatolá Ali Jamenei- lamentó que “el mundo sigue callado ante los ataques de Israel”. Y amenazó: “Bases militares [enemigas] estarán entre los objetivos fijados por Irán”.
Para Amos Yadlin, director del Instituto de Seguridad Nacional de Israel (INSS), “Teherán lleva mucho tiempo intentando establecerse militarmente al sur de los Altos del Golán”. En una entrevista a la radio nacional, Yadlin puntualizó que Israel “llevaba dos meses sin golpear, pero ahora el mensaje es que a pesar del cambio de Administración en Washington, el Ejército seguirá operando”.
Unas horas después del bombardeo en Siria, el todavía secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, aterrizó en Israel para hacer una visita sin precedentes a un asentamiento judío en Cisjordania. Pompeo, que se sumó a Donald Trump en el rechazo a reconocer la victoria del demócrata Biden, se convirtió así en el primer alto diplomático estadounidense que visita una colonia, aunque oficialmente no figurara en su agenda.
Concretamente, acudió a los viñedos de Psagot –pegados a la urbe palestina de Ramala-, que en el pasado estuvieron en el punto de mira por peticiones europeas de boicotear sus productos. La comunidad internacional considera ilegales las colonias israelíes en un área que definen como territorio palestino ocupado por Israel tras la Guerra de los Seis Días de 1967.
Trump hizo gestos sin precedentes en favor de los intereses israelíes, como el traslado de la embajada norteamericana a Jerusalén y el reconocimiento de la ciudad santa como capital de Israel; aceptó la soberanía israelí sobre los Altos del Golán; y propuso un “Acuerdo del Siglo” para intentar solventar el conflicto palestinoisraelí, en que la mayoría de asentamientos permanecían bajo control del estado judío.
Pompeo aterrizó en el aeropuerto de Ben Gurion coincidiendo también con la visita del ministro de Exteriores de Bahréin, Abdellatif Al Zayani, y se produjo un encuentro a tres bandas hospedado por Netanyahu. La llegada de Al Zayani supuso la primera visita oficial de un oficial de Bahréin a Israel tras las recientes firmas de los acuerdos de normalización de relaciones entre ambos países. El encuentro trilateral pretende reforzar el frente contra la influencia iraní en la región, y Zayani lo describió como “un paso más en nuestro paso hacia un Oriente Medio más pacífico, próspero y seguro”.
Pompeo no fijó ningún encuentro con el liderazgo palestino en Ramala, que rompió relaciones con la Casa Blanca por sus postulados eminentemente proisraelíes.
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