Análisis

El presidente pirómano

¿Lo que ha acontecido en el Capitolio de EE UU se trata más de una insurrección como ha calificado Biden que de una protesta de los partidarios de Trump?

La distinción entre una «insurrección» y una «protesta» depende de las intenciones de los asaltantes. Es casi seguro que algunos de ellos pensaron que estaban participando en una «protesta», con la intención de demostrar su intensa desaprobación del resultado de las elecciones. Pero al parecer, un buen número de los manifestantes deseaban interrumpir el recuento de los votos electorales para evitar la certificación de la victoria de Biden. Probablemente su intención se limitaba a ese propósito y no podía llamarse propiamente una «revolución», pero fue más que una protesta.

¿Realmente los partidarios de Trump buscaban boicotear el triunfo final de Biden con este ataque a la democracia estadounidense?

Según lo que hemos contemplado ahora, probablemente hubo algunos líderes (entre los que probablemente deberíamos contar al presidente Trump) que coordinaron la protesta con la intención de evitar que la victoria fuese certificada, pero este «plan» -si podemos llamarlo así- parece bastante inútil porque no hay un acuerdo posible que le permita a Trump permanecer en el cargo. Sin embargo, sea cual fuese la intención, es un ataque a la democracia estadounidense que depende, como todos los sistemas políticos, de la actuación en público de rituales y formalidades.

Trump pidió a los asaltantes del Capitolio que regresaran a casa, pero nuevamente insistió en el fraude electoral. ¿Cuál es el grado de responsabilidad del presidente en el asalto armado?

No hay duda de que el presidente Donald Trump es el auténtico responsable de esta protesta. Sospecho que la interpretación más caritativa de su comportamiento es que es un narcisista socialmente inmaduro que simplemente no puede aceptar que una mayoría considerable del pueblo estadounidense realmente votó para destituirlo de su cargo. El problema es, para el resto de nosotros, que transformó a una minoría considerable del pueblo estadounidense en sus seguidores servilmente acríticos.

Preguntas de Jesús Buitrago