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Crisis política en Italia

Draghi anuncia un Gobierno de unidad formado por políticos y tecnócratas

De los 23 ministros, 15 proceden de los partidos que apoyarán la investidura del ex presidente de BCE la próxima semana en el Parlamento

Y, finalmente, la crisis terminó. Un mes después de que Matteo Renzi abandonara el Ejecutivo y provocara la caída de Giuseppe Conte, Mario Draghi se hace definitivamente con las riendas. Fue la solución de emergencia, el remedio al que se encomendó el presidente de la República, Sergio Mattarella, para sacar al país de la crisis generada por la pandemia y a la parálisis política.

Diez días le ha costado al ex presidente del Banco Central Europeo decidirse, desde que Mattarella le dio el encargo hasta que ayer aceptó. Draghi se convertirá oficialmente este sábado en primer ministro, cuando jurará el cargo con los miembros de su Gabinete.

El economista hizo gala de su pulcritud. Llegó al Palacio del Quirinal a las 7 de la tarde, mantuvo una breve reunión con Mattarella y se limitó en su comparecencia a leer los nombres de sus ministros. El equipo está formado por más políticos que técnicos, aunque se reserva el nombramiento de figuras institucionales en puestos clave como Economía o Justicia.

En la cartera de Finanzas estará al frente Daniele Franco, actual director general del Banco de Italia; mientras que Justicia va a parar a Marta Cartabia, la primera mujer que presidió el Tribunal Constitucional. Enrico Giovannini, economista que dirigió el Instituto Nacional de Estadística, asume Infraestructuras, un ramo fundamental para las inversiones. Y Vittorio Colao, ex dirigente de Vodafone, a quien el anterior Gobierno le encomendó un plan para salir de la crisis, dirigirá Transición Digital e Innovación Tecnológica.

En total, son ocho técnicos por 15 políticos. La disputa por el poder estaba en este aspecto. Los socialdemócratas del Partido Democrático (PD) conservan Cultura con Dario Franceschini y asumen Trabajo con Andrea Orlando. Se trata de dos de los miembros con más poder dentro del partido. La derechista Liga contará con Giancarlo Giorgetti, la cabeza pensante del ala pragmática, como titular de Desarrollo Económico, una cartera con mucho peso económico. Forza Italia, la formación de Silvio Berslusconi, tendrá tres departamentos, aunque de menor importancia. Mientras que el Movimiento 5 Estrellas conserva Exteriores con Luigi Di Maio, aunque su ansiado Ministerio de Transición Ecológica va a parar a un técnico.

El M5E, el partido de mayor representación parlamentaria, tendrá cuatro carteras –más que ningún otro–, aunque con poca capacidad real de decisión. Tampoco esta vez se tratará de un Gabinete paritario, pues hay 17 hombres por ocho mujeres.

También repiten varios nombres del Ejecutivo anterior. Como el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, que será el responsable de seguir al mando de la gestión de la pandemia; Luciana Lamorgese en Interior; o Lorenzo Guerini en Defensa.

Draghi ha escogido figuras importantes de los partidos, pero ningún líder de las diferentes formaciones estará presente en el Ejecutivo. Se trata de ser ecuánime y, sobre todo, de dejar claro que no quiere injerencias. El único encargado de marcar el paso del Gobierno será él. La elección de los nombres la ha realizado con tal secretismo que los elegidos se enteraron poco antes de su nombramiento. El ex presidente del BCE no ha querido que los partidos influyeran en la composición del Gabinete y solo lo ha compartido esta tarea con Mattarella.

Un ejemplo es lo sucedido con el M5E, que insistió para asumir Transición Ecológica y finalmente esta cartera ha ido a parar a un técnico, Roberto Cingolani. Se trata de algo inédito en Italia, ya que hasta ahora nunca un Ejecutivo había quedado completamente en manos del primer ministro y el presidente.

El anuncio de la formación de Gobierno se produjo tras una jornada de absoluto silencio. Un cambio a lo visto anteriormente en la política italiana, siempre dominada por rumores y filtraciones. Draghi ha manejado los tiempos a su antojo, no ha aceptado presiones de nadie y no ha permitido que se anticipara nada. Se reunió en dos ocasiones con los líderes de los partidos y mantuvo otra ronda de contactos con agentes sociales de todo tipo, desde las cámaras de comercio a asociaciones de consumidores. Y hasta que no le salieron todas las cuentas, nadie se movió.

El apoyo con el que contará el economista será muy amplio, desde la izquierda a la extrema derecha. Por ahora, la gran mayoría de los partidos se suman al carro de una personalidad con enorme prestigio entre la ciudadanía y las instituciones. Después tocará gestionar cómo compaginar los intereses de unos y otros en el Consejo de Ministros.

Quien sale más tocado es el Movimiento 5 Estrellas, que ha perdido el mando del Ejecutivo y ve cómo la mayoría parlamentaria que consiguió se diluye en un Gobierno de concentración presidido por un hombre de negro. Técnicamente, las bases del partido aceptaron formar parte del juego, aunque en la práctica se encuentran muy divididas. Alessandro Di Battista, representante del ala más populista, ya ha anunciado su marcha, a la que podría arrastrar a al menos una decena de diputados. Esta corriente amenaza una escisión frente a la tendencia moderada que propone el fundador, Beppe Grillo.

La Liga de Matteo Salvini pasa del euroescepticismo al europeísmo. El PD y Berlusconi se presentan como los paladines del europeísmo, unos desde la izquierda y los otros desde la derecha. Y, mientras, la única en la oposición será la ultraderechista Giorgia Meloni. La líder de Hermanos de Italia tratará de sacar partido a la contra, aunque ya ha anunciado que votará a favor de algunas normas. Nadie quiere ir contra Draghi, todos apuestan al nuevo caballo ganador.

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