Asia
Mueren 30 talibanes en una mezquita durante una clase para fabricar bombas
En la inesperada detonación fallecieron seis insurgentes que eran extranjeros
Treinta militantes talibanes de Afganistán murieron cuando una bomba explotó durante una clase de fabricación de explosivos en una mezquita en la provincia afgana de Balkh el pasado fin de semana. La agencia de noticias Khaama Press, citando fuentes militares, dijo que al menos seis de los muertos eran extranjeros. Un representante del 209º Cuerpo Shaheen del Ejército afgano expresó en un comunicado que solo se han identificado 24 cuerpos de los fallecidos, todos ellos afganos.
Los talibanes utilizan a menudo explosivos caseros para atacar a las fuerzas extranjeras presentes en Afganistán. En los últimos años han ocurrido detonaciones inesperadas como ésta, en las que murieron decenas de talibanes. La utilización de mezquitas en Afganistán para adiestrar a los combatientes es un hecho que preocupa a las autoridades.
Fawad Aman, un portavoz ministerial, dijo que no hubo supervivientes en la explosión, que fue calificada como “la más mortífera de su tipo” para los insurgentes. Los talibanes confirmaron la explosión, pero negaron las informaciones sobre la existencia de bajas.
La región de Balkh ha sido una de las zonas relativamente seguras de Afganistán hasta los últimos años, pero los talibanes han extendido su alcance desde su base de poder tradicional en el sur y sureste del país desde la reducción de las tropas lideradas por Estados Unidos en los últimos años y debido a las luchas internas entre los líderes gubernamentales.
Recientemente, el gobierno afgano ha decidido dar un nuevo uso a las mezquitas al aprobar que los niños estudien sus primeros tres años de primaria en estos recintos religioso para recibir una “poderosa identidad islámica”. Esta insólita medida, tomada a finales del año pasado, levantó una gran polémica en algunos sectores del país.
La idea del Ministerio de Educación es que tras completar los tres años en las mezquitas, los estudiantes continúen su educación en escuelas normales no religiosas. Afganistán es una república islámica donde el Islam es practicado por el 99,7% de su población. Aproximadamente el 90% de los afganos siguen el islam suní y el resto son chiíes.
Esta decisión sin precedentes puede aletar, según algunas voces críticas, la radicalización y el extremismo entre los jóvenes. Yaqub Yasna, un popular escritor afgano, reprochó al gobierno que utilice mezquitas para tal fin ya que éstas no son un entorno de enseñanza. Enviar a los niños allí sería un mal uso de la educación y la religión, sostiene. El periodista Mujtar Wafayi cree, en la misma línea, que esta medida supone paso más hacia una “talibanización” de la sociedad.
Si bien las escuelas normales funcionaban durante el régimen talibán en la década de 1990, las madrasas o escuelas religiosas eran comunes en ese momento. Incluso ahora, los talibán piden a los estudiantes de las zonas bajo su control que asistan regularmente a escuelas religiosas, además de la educación secular habitual.
Afganistán tiene uno de los peores registros de niños no escolarizados del mundo. Según un informe de Naciones Unidas, se estima que 3,7 millones de niños no pueden asistir a la escuela debido a la guerra, la pobreza y las barreras culturales, el 60% de los cuales son niñas, informa Efe.
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