Escalada bélica
La OTAN apoya a Ucrania tras el despliegue de tropas rusas en las fronteras del país
El Secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, viaja de manera express a Bruselas ante la escalada de tensiones
Rusia vuelve a jugar con fuego. Puede que tan sólo sean maniobras con ánimo provocador, pero están consiguiendo su objetivo: inquietar a Occidente y soliviantar los ánimos. El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytró Kuleba acudió ayer a Bruselas para recabar apoyos en los aliados de la OTAN tras el ingente aumento de las tropas rusas en la frontera de su país.
El propio secretario general de la Alianza, Jens Soltenberg, reconoció ayer que este movimiento de soldados rusos es el mayor registrado desde la anexión ilegal de la península de Crimea en el año 2014. Además, desde comienzo de abril se han intensificado los combates en la región de Donbass, donde desde 2014 continúan los enfrentamientos entre los separatistas prorrusos y el ejercito ucraniano. En la segunda mitad de 2020, se vivió la tregua más larga en el Este del país, pero desde 2021 los choques se han multiplicado, sin que haya demasiados motivos para la esperanza de otro alto el fuego duradero.
La escalada de tensiones ha ido in crescendo en los últimos días, lo que ha desembocado en un viaje express a la capital comunitaria del Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken quien ha aprovechado su visita para entrevistarse con Kuleba antes de reunirse hoy con Soltenberg. El secretario general de la Alianza ya tenía prevista una cita con el secretario de Defensa de EEUU Lloyd Austin para tratar, entre otros asuntos, la salida de las tropas de los aliados de Afganistán. Finalmente, será una reunión a tres. Blinken viajó a Bruselas hace un mes como señal del compromiso de la Administración Biden de restablecer el vínculo transatlántico tras la difícil era Trump.
Después de que Kuleba explicara ayer los últimos movimientos rusos a los socios de la OTAN, los aliados emitieron un comunicado en el que “reafirmaron el apoyo inquebrantable de la OTAN a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania. Lo aliados expresaron su preocupación por la concentración militar de Rusia en Ucrania y sus alrededores y las violaciones del alto el fuego por parte de militares respaldados por Rusia en el este de Ucrania”. En la misma línea, Blinken también mostró ayer el “apoyo firme a la soberanía e integridad territorial de Rusia en visita de las agresiones que están teniendo lugar”, según explicó ayer el portavoz de la Casa BlancaNed Price.
Según los datos de las autoridades de Ucrania, Rusia tiene ahora desplazados unos 40.000 soldados en la frontera oriental y unos 40.000 en Crimea. En una rueda de prensa conjunta con Kuleba, Stoltenberg recalcó que “estamos seriamente preocupados por los acontecimientos y estamos siguiendo la situación muy de cerca. Las fuerzas militares rusas en la frontera con Ucrania tienen que retirarse”.
Pero el representante ucraniano no sólo ha acudido a Bruselas para recibir buenas palabras sino también para evitar que vuelva a repetirse la misma situación de 2014, cuando la parálisis de Occidente propició el paseo militar ruso. Kuleba insistió en que su país “no quiere la guerra” pero “no perdemos ni perdemos tiempo y si Moscú toma alguna medida imprudente se iniciará la espiral de violencia”. Desde la anexión de la península de Crimea, la OTAN está ayudando a Ucrania con la modernización de sus tropas y también ha aumentado su presencia en el Mar Negro. Para Ucrania no es suficiente. Aparte de la posibilidad de nuevas sanciones económicas contra Moscú, el país solicitó ayer más ayuda directa para fortalecer sus capacidades de defensa.
“El precio de algunas de las medidas de las que estamos hablando pueden parecer costoso, pero el precio de la prevención será siempre más bajo que el precio de parar una guerra y mitigar sus consecuencias. Por eso, es mejor actuar ahora para impedir una escalada de la situación por parte de Rusia”, sostuvo el ministro de Exteriores.
Las peticiones no terminan aquí. Ucrania ha vuelto a presionar a los socios de la OTAN para que el país pueda formar parte de la organización militar, pero los aliados no parecen tenerlo claro y reclaman, por el momento, más reformas al país. Moscú siempre ha considerado una traición que países de la antigua órbita soviética entren a formar parte tanto de la Alianza como del club comunitario. A Kiev le molestan estas largas y ayer su ministro de Exteriores recordó que la adhesión de Ucrania y también de Georgia es una promesa de los aliados que data del año 2008.
“Estamos comprometidos a reformar nuestro ejército y nuestro sector de la defensa, pero las reformas por sí solas no detendrán a Rusia. La OTAN es la única forma de acabar con la guerra en Donbás” escribió en twitter hace una semana el primer ministro del país, Vlodymyr Zelensky, tras mantener una conversación telefónica con Soltenberg. Por el momento, Ucrania debe conformarse con ser el sexto país que disfruta del estatus de “socio de la OTAN con posibilidades ampliadas”, una ligazón estrecha que no equivale a la membresía. Se espera que los Veintisiete discutan las tensiones con Rusia en la reunión del Consejo de Exteriores que se celebrará el próximo lunes.
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