Covid-19
Alemania rinde un homenaje a los casi 80.000 muertos de la pandemia
En un oficio ecuménico en la Iglesia de la Memoria ha recordado a las víctimas y ha ofrecido consuelo a aquellos que no han podido ni siquiera despedirse de sus seres queridos
Mi padre siempre dijo que tenía siete vidas como un gato y que cada una de ellas quería ser vivida», comenzaba Finja Wilkens, de 28 años, su intervención este domingo en la ceremonia central de homenaje a las víctimas de la pandemia, celebrada en la Sala de Conciertos de Berlín, situada en la plaza Gendarmenmarkt. Con voz firme al comienzo, explicaba que su progenitor había sido ganadero y un buen padre.
«Él fue uno de los que durante la pandemia, no se murieron ni con el virus ni a causa de él». Hans-Gerg Wilkens falleció de leucemia el pasado noviembre a la edad de 53 años. Residente en la localidad de Ganderkesee, su hija lo describía como «una persona positiva» y que «tuteaba a todo el que se le cruzaba por el camino» y tuvo que pasar sus últimos meses de vida solo en el hospital debido a la prohibición de las visitas decretada para contener la pandemia en el país. «Le tuvimos que dejar solo en contra de nuestra voluntad», continuaba la joven, que declaró que cuando le tuvieron que inducirle el coma «no pudimos agarrarle la mano, estar cerca de él».
En memoria de su padre hablaba este domingo, pero sus palabras sonaban a su vez como una apelación: «Estimado presidente, creo que hablo en nombre de muchos familiares de víctimas de la pandemia que no pudieron acompañar a sus familiares durante sus últimos días de vida». Frank-Walter Steinmeier, el presidente alemán, estaba sentado a su derecha y fue quien convocó el acto. «Deseo con todas mis fuerzas que consigamos controlar esta pandemia, para que nadie tenga que pasar por esto».
Un par de asientos más allá estaba la canciller Angela Merkel, con la mirada bajada, cuando la joven exclamó: «Todas las personas merecen morir con dignidad y nadie debería recorrer ese camino solo». Los protagonistas del homenaje fueron sin duda las víctimas, en representación de las cuales cuatro familiares tuvieron la oportunidad de expresarse. Se recordó a Renate, una mujer de 79 años que falleció cuatro días antes de su cumpleaños en una residencia de Renania-Palatinado. Su hijo Detlef Jacobs la describió como una persona que amaba la naturaleza, los paseos y también las actividades grupales como el baile... Todo lo que no pudo hacer en sus últimos meses de vida. «Debido a su demencia mi madre no pudo entender porqué nosotros, su familia, ni sus amigos, no pudimos visitarla durante meses». Ello le causó mucho sufrimiento. En una habitación aislada falleció de coronavirus «sin que ninguno de sus cuatro hijos pudiéramos acompañarla en aquellos momentos».
La viuda del médico jefe de la clínica Schedel, el doctor Hannes Schedel, en la ciudad de Passau describió asimismo como su marido de 59 años no pudo hacer frente al virus. «Tengo las imágenes presentes hasta hoy de los largos y solitarios pasillos de la clínica, de los aparatos parpadeantes y los pitidos de las máquinas, de los tubos y en medio mi Hannes, marcado por el virus». Solo pudo verlo en persona cuando los médicos dieron por hecho que ya no podrían hacer nada por él. Su caso es ejemplar del de miles de médicos y enfermeras que han enfermado de covid y, en algunos casos, han fallecido. También estuvo presente, Michaela Mengel, una madre que perdió a su hija con 23 años por covid.
Unas horas antes había tenido lugar una ceremonia ecuménica en la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, situada en la plaza Breitscheidplatz, en la que participaron representantes de las iglesias luterana, católica, judía e islámica. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Georg Bätzing, aseguró durante la homilía que “la enfermedad y la muerte no se pueden ignorar en este largo año, porque han marcado profundamente la vida de muchas personas”. Para el obispo luterano Heinrich Bedford-Strohm, jefe del consejo de la Iglesia Evangélica alemana, la experiencia de la crisis en los tiempos de pandemia “marca nuestra alma y pide curación”. Un alivio que necesitará mucho tiempo, aseguraba.
Por todo el país se celebraron misas y homenajes a las víctimas de la pandemia. Las banderas hondearon a media asta. En Alemania han fallecido hasta ahora cerca de 80.000 personas con el virus, 4.800 se debaten entre la vida y la muerte en las UCIs en estos momentos y cientos de miles sufren secuelas a largo plazo. En medio de la tercera ola, con una media de 20.000 casos al día y ante una semana en la que se impondrán nuevas restricciones, el país ha vivido este domingo un día de recogimiento y reflexión. do de miedo lindante c
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