Operación "Guardián de los muros"
Israel golpea barrio por barrio
Hamás y la Yihad Islámica continúan con el lanzamiento de misiles a pesar de los llamamientos a la calma. Los palestinos celebran una huelga histórica, mientras que la violencia prende en las fronteras árabes
Mientras los llamamientos de la comunidad internacional para frenar la escalada en la frontera de Gaza e Israel siguen siendo papel mojado, ayer la violencia prendió por todo el territorio ubicado entre el Mediterráneo y el Río Jordán. También con alerta máxima en el frente norte: en la madrugada del lunes se lanzaron siete proyectiles desde Líbano hacia Israel, y fue derribado un dron cerca de la frontera con Siria.
En la novena jornada de la operación «Guardián de los Muros», Gaza siguió bajo implacables bombardeos aéreos israelíes. De madrugada, sesenta cazas dispararon cien bombas sobre 65 objetivos en cuestión de media hora. Al cierre de esta edición, el ministerio de Sanidad palestino informó que ya murieron por la ofensiva militar hebrea 213 personas –entre ellos 61 niños–, y más de 1.500 resultaron heridas. En Israel, el total de víctimas ascendió a 12 –dos niños y tres trabajadores extranjeros–, así más de 500 heridos.
Huelga general
La jornada empezó marcada por una «huelga general en toda la Palestina histórica». En solidaridad con Gaza y lo que consideran agresiones israelíes sobre Jerusalén y la Explanada de las Mezquitas, decenas de miles de árabes en ciudades israelíes como Haifa, Yaffo o Nazaret cerraron sus negocios y ondearon banderas palestinas. En ciertos casos, rechazaron acudir a sus puestos de trabajo pese a amenazas de despido. «La Nakba (catástrofe por la creación de Israel) no terminó en 1948», rezaban los eslóganes. «Estamos aquí para defender nuestros niños, nuestros abuelos y nuestra existencia», clamaban en unas movilizaciones sin precedentes hace décadas.
A primera hora, Israel aceptó la entrada de camiones cargados de ayuda humanitaria hacia la franja de Gaza, tras alertas emitidas desde organizaciones humanitarias sobre la escasez de suministros para tratar heridos. Simultáneamente, Hamás renovó los lanzamientos de morteros y cohetes sobre todo el sur de Israel. Uno impactó sobre una planta de embalaje cerca de la frontera, y mató a dos trabajadores tailandeses. Ocho personas más resultaron heridas, que fueron evacuadas mientras el área seguía bajo fuego. Según informaron autoridades locales, la instalación no estaba equipada con refugios antibombas, un requisito obligatorio para seguir operando en tiempos de guerra. Otro proyectil impactó directamente sobre una torre residencial en Ashdod.
Según las FDI, 120 miembros de Hamás y 25 de la Yihad Islámica fueron abatidos desde el lunes de la semana pasada. Desde el Consejo de Refugiados de Noruega, publicaron que 11 de los niños gazatíes muertos participaban en su programa de rehabilitación para lidiar con el trauma de la guerra. Al norte de Ramala, se produjeron escenas inéditas en recientes movilizaciones: disparos con armas de fuego hacia soldados israelíes. Junto al «checkpoint» de Beit El, habitual foco de choques, dos reclutas hebreos resultaron heridos de bala. Por el contrario, la Media Luna Roja informó de que un joven murió por los disparos de las FDI, que hirieron además a otras 26 personas.
«Cada rato, escuchamos disparos, y llega una ambulancia para llevarse a un palestino al hospital», explicó la periodista Nida Ibrahim. Los disturbios violentos, marcados por densos nubarrones de neumáticos ardiendo, se extendieron a Belén y Nablus. En total, sumaron 70 heridos en Cisjordania.
En la ciudad de Gaza, la táctica del Ejército hebreo se centró en golpear con dureza barrio por barrio. Ayer, fue el turno de Al Rimal, una de las zonas más en mejor estado de la Franja. Pero por ahora, Hamás y la Yihad Islámica siguen disponiendo de munición para seguir disparando, y hasta el último minuto seguirán buscando «logros» para su causa. Bajo tierra, los túneles subterráneos de los islamistas se desmoronan. Las FDI estimaron que ya han destrozado más de 100 kilómetros de la apodada como red «metro», un arma de combate usada en la guerra de 2014 para infiltrarse a Israel y matar o secuestrar soldados y civiles. Además, la portavocía militar declaró que «fueron atacados centros de comandancia en residencias de 12 altos comandantes de Hamás en las últimas 24 horas». Los bombardeos también neutralizaron diez lanzaderas de cohetes de las facciones palestinas. Una de ellas, con 54 misiles listos para atacar Tel Aviv.
Tercera llamada entre Biden y Netanyahu
En la tercera llamada entre Joe Biden y el «premier» israelí Benjamin Netanyahu, el presidente estadounidense expresó su «expreso deseo de lograr un alto el fuego». Pero reiteró: «Apoyamos a Israel en su derecho a defenderse contra ataques de misiles indiscriminados». Minutos antes, Netanyahu había ordenado a la comandancia del Ejército recrudecer la ofensiva. «Continuaremos haciendo lo que se requiera para devolver la calma y la seguridad a todos los ciudadanos de Israel», afirmó el líder hebreo.
Egipto, que ayer le pidió a Hamás frenar las salvas de misiles hacia Israel para favorecer la desescalada, prometió medio billón de dólares a Gaza para reconstruir edificios e infraestructuras derruidas. Las redes de alcantarillado, electricidad, agua o internet ya están hechas trizas.
Desde la Unión Europea, el jefe de la diplomacia exterior, Josep Borrell, mantuvo una videoconferencia con los ministros de exteriores europeos. Se logró un consenso de texto para exigir un cese de hostilidades, pero fue vetado por Hungría.
Fuentes oficiales israelíes seguían denegando ayer cualquier atisbo de apretar el freno, y siguen presagiando por lo menos dos o tres jornadas más de ofensiva. «Queremos hacerles entender que disparar hacia Jerusalén supone un alto precio a pagar. Devolvimos sus capacidades terrestres y subterráneas a muchos años atrás», enfatizaron. El canal 12 reportó que el siguiente objetivo podría ser Muhammad Deif, el líder del brazo armado de Hamás.
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