Precampaña en Alemania

El escándalo de las mascarillas defectuosas abre en canal la Gran Coalición de Merkel

Los socialdemócratas piden abiertamente la dimisión del ministro de Sanidad por planear repartirlas en centros de discapacitados y sintecho

El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, no intervino en el debate sobre las mascarillas defectuosas
El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, no intervino en el debate sobre las mascarillas defectuosasFILIP SINGEREFE

Los socios de gobierno alemanes se enzarzaron este miércoles en uno de sus mayores enfrentamientos internos de la legislatura, a tan solo tres meses de las elecciones, a raíz de la compra de mascarillas presuntamente deficientes y su distribución en centros de discapacitados y sintecho.

El Bundestag (Cámara Baja) fue el escenario de una disputa que llevaba varios días fraguándose tras la publicación en “Der Spiegel” de estos hechos, y en la que el bloque conservador y los socialdemócratas se atacaron entre ellos con más saña que la que empleó la oposición.

El semanario informó de que el Ministerio de Sanidad había adquirido a principios de la pandemia millones de mascarillas en China que no contaban con la correspondiente certificación europea y que luego trató de distribuirlas por centros para discapacitados y sin techo.

A partir de ese momento, el Ministerio de Sanidad y el de Asuntos Sociales, en manos conservadoras y socialdemócratas, respectivamente, se enredaron por el reparto de culpas y responsabilidades y el presunto escándalo de gestión degeneró en abierta confrontación partidista.

El Partido Socialdemócrata (SPD) ha llegado a sugerir que debería dimitir el ministro de Sanidad, Jens Spahn, que asistió al tenso debate desde los asientos del Gobierno negando a menudo con la cabeza, pero no tomó la palabra.

Los conservadores aseguraron en el Bundestag que el Ministerio de Sanidad encargó varias pruebas de las mascarillas y se comprobó que, pese a no contar con la certificación, eran efectivas contra la propagación del coronavirus.

“No es cierto que se enviasen mascarillas que no protegiesen a discapacitados y sin techo”, afirmó el secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Paul Ziemiak. A continuación acusó al SPD de haber instigado la polémica, difundiendo “falsedades”, y mezclando la campaña partidista con la gestión ministerial.

La parlamentaria conservadora Karin Maag manifestó que el SPD ha puesto en marcha esta “maniobra de distracción” para ocultar “su propio desconcierto” de cara a la campaña electoral para las generales del próximo 26 de septiembre.

El socialdemócrata Carsten Schneider respondió diciendo que su partido sí que está “con este Gobierno” y acusó a la bancada conservadora de haber parado en el trámite parlamentario varias iniciativas consensuadas en el seno de la Gran Coalición. “En septiembre veremos, pero unos años en la oposición os harían bien”, dijo para cerrar su intervención.

La diputada socialdemócrata Katja Mast negó que las acusaciones de su formación sean “partidismo” o de que se trate de atacar a personas particulares. “Se trata solamente de que en medio de una pandemia protejamos igual a todas las personas”, dijo en referencia a la decisión de que las mascarillas se destinasen a colectivos vulnerables.

El Ministerio de Asuntos Sociales evitó que estas mascarillas se repartiesen, prosiguió Mast, que calificó de “cínica y totalmente inaceptable” la posición de los conservadores.

La oposición asistió a la pelea interna en abierto, con ocasionales puyas para una u otra formación en el Ejecutivo. La Izquierda, quien había solicitado el debate, consideró “inaceptable” el establecimiento de “ciudadanos de primera y segunda clase” y el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) acusó de fraude y otras prácticas ilícitas a Spahn.

La parlamentaria verde Maria Klein-Schmeink habló de “graves acusaciones” y exigió la comparecencia del ministro de Sanidad para lograr “máxima transparencia” y una “aclaración profesional” de lo sucedido.

Incertidumbre electoral

Las elecciones del próximo 26 de septiembre son las más inciertas en una década en Alemania por el abandono de la política de la canciller Angela Merkel y el auge de Los Verdes, pero también por el desgaste que evidencian en las encuestas los conservadores y los socialdemócratas por la gestión de la pandemia.

Los tres sondeos publicados en mayo otorgan a los conservadores entre el 24 y el 27% de los votos, seguidos de Los Verdes (20,5-22%), el SPD (14-16%), los liberales (13-14%), AfD (9-11%) y La Izquierda (6-7%).