Terrorismo

De grupos yihadistas a banda de mercenarios

El ofrecimiento de dinero a sus militantes demuestra una pérdida de la moral de combate

Ibrahim Hashimi, cabecilla del Estado Islamico
Ibrahim Hashimi, cabecilla del Estado Islamicojmzibrah

De grupos yihadistas a bandas de mercenarios. Primero fue la franquicia de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) la que ofreció, a través de su revista los “Lobos de Manhattan”, un bitcoin al que asesinara a un policía occidental, mejor si era estadounidense, y diera pruebas de ello. Y ahora para no ser menos, es el Estado Islámico (Daesh, Isis) el que hace lo propio y, a través de su portavoz, Abu Hamza, ofrece dinero a sus “combatientes” para que asesinen a jueces e investigadores (agentes de información).

Mal deben ir las cosas en el mundo del yihadismo para que pasen estas cosas y, tal como publicaba ayer LA RAZÓN en esta misma web, los cabecillas tienen que hacer denodados esfuerzos para animar a sus huestes. Y, si no les convencen con los “sermones” religiosos, para eso está el dinero.

Abu Hamza anuncia que un tal jeque Amir al-Momen ha asignado recompensas financieras a todos aquellos que, en nombre de Alá, decapiten a “los tiranos del poder judicial y los carniceros de los investigadores; usa a Alá Todopoderoso y apunta a tus objetivos; luego, elige a tus hermanos; luego eligen a sus hermanos y si están decididos, confíen en el Gran Dios”.

Las recompensas se extienden a quienes logren liberar a presos yihadistas de las cárceles en las que se encuentran cumpliendo condena.

Cuando en un grupo que dice actuar en función de unos ideales, en este caso religiosos, se tiene que echar mano del dinero para dinamizar a los militantes, es que la moral no está precisamente en su mejor momento.

Algunos expertos consideran que en uno los apartados del mensaje de Abu Hamza se confirma la muerte del cabecilla de Boko Haram, Abubakar Sehaku, cuando habla de que con la voluntad del “Jeque Amir al-Mu’minin traten de restaurar los derechos de su pueblo y de tomar el derecho de toda persona oprimida cuyo derecho los tiranos se atrevieron a vulnerar”. “No pierdan de vista su determinación, continúen la yihad contra su enemigo, aprovechen las oportunidades e intensifiquen las invasiones; y encomien al Jeque por su bendita labor en la aplicación de lo que Alá ha ordenado”.

Aprovecha la ocasión para pedir, una vez más, que todos se agrupen en torno al “califa” Mujahid Abu Ibrahim al-Hashimi - que Dios lo salve -. Les informamos que el príncipe de los creyentes, antes de venderlos, se preocupa por la paz”. Este individuo tiene un turbio pasado cuando militaba en Al Qaeda y estuvo en prisión. Según se dice, vendió a sus compañeros al dar información “al enemigo”.

Palabras y palabras que encumbren que ni Ibrahim Hashimi ni Abu Hamza han aparecido en público, son una simple referencia en contra de la tradición islámica, lo que ha servido para que desde Al Qaeda, cuyo cabecilla Ayman Al Zawahiri ha realizado frecuentes intervenciones en vídeo, se burlen de sus rivales.

Pese a los ofrecimientos de dinero, no reniegan a su pureza y afirman que “reiteramos nuestro llamado al despertar de la apostasía y la vergüenza, libre entre nosotros y los cristianos, entre nosotros y los judíos”. Una vez más, el concepto de que sólo existe una religión y, dentro de ella, la interpretación rigorista que hacen ellos.

Se habla de que Al Qaeda prepara en silenció una “vuelta triunfal” a la actualidad internacional mediante grandes atentados; y el Estado Islámico, sigue en lo suyo, tratando de ampliar sus “wilayas” (franquicias) y lograr una zona de confort o terreno liberado, como el que tenían en Siria e Irak, algo verdaderamente difícil. Mediante el ofrecimiento de dinero a sus “moujahidines” sólo demuestran que la baja moral y el desconcierto anida en muchos de sus afiliados, lo que, en cualquier caso, no les restra peligrosidad.