África

Yihadismo

África se ha convertido en el centro del terrorismo internacional y las bandas se financian con la extracción artesanal de oro

Un informe de la ONU advierte del peligro de calificar como simples perturbados a los que son realmente terroristas

Militares vigilan la zona de Cabo delgado después del ataque de Daesh. que ocupó la zona durante varios días EFE/EPA/JOAO RELVAS
Militares vigilan la zona de Cabo delgado después del ataque de Daesh. que ocupó la zona durante varios días EFE/EPA/JOAO RELVASJOAO RELVASEFE

El hecho más importante dentro del terrorismo internacional durante la primera mitad de este año ha sido el crecimiento que este fenómeno delictivo ha experimentado en África, tanto por lo que se refiere al número de víctimas como la expansión de los grupos extremistas, según un estudio de Seguridad de la ONU del que informa HsToday.

“La primera mitad de 2021 ha supuesto un aumento de las amenazas, tanto del Estado Islámico (Daesh, Isis) como de Al Qaeda, así como su intensificación en algunas regiones”, subraya. Se destaca que, tanto en África Occidental como en la Oriental, las bandas terroristas han aumentado en afiliados, capacidad de amenaza, recaudación de fondos y disponibilidad de armas, incluso con el uso de drones.

Es cierto que las limitaciones derivadas de la pandemia han limitado las posibilidades de los terroristas en Europa (algo que puede cambiar en el futuro próximo), tan cierto como que han aumentado su influencia en África.

·Los ataques de ISIS en Bagdad este año han subrayado la permanencia del grupo pese a que el gobierno iraquí ha dedicado importantes recursos antiterroristas a la lucha contra la banda. “En el noroeste de Siria más de 10.000 combatientes asociados con Al Qaeda dominan el área de Idlib. La amenaza podría multiplicarse por la radicalización en los campamentos para desplazados internos y los centros de detención en el noreste del país”.

Se subraya que se han detectado escasos movimientos de terroristas desde esa zona a otras; sin embargo, se advierte que podría producirse un “éxodo” hacia Afganistán, si “el entorno allí se vuelve más acogedor para el ISIS o los grupos alineados con Al Qaeda”.

El informe se refiere a los militantes de Al Qaeda e ISIS en el centro, sur y sudeste de Asia que prosiguen con sus atentados pese a la presión de las Fuerzas de Seguridad.

“Es probable que el líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, esté “vivo pero enfermo”, según se deduce de un vídeo de marzo del líder terrorista en el que se usaban imágenes anteriores en el tiempo. Se cree que su sucesor será Mohammed Salahaldin Abd El Halim Zidane, también conocido como Sayf-Al Adl, que actualmente vive en Irán. “No está claro si Sayf-Al Adl podría viajar a Afganistán para asumir el cargo de líder de Al Qaeda”, agrega el informe. Al haber vivido y operado en África, “podría optar por establecerse allí”.

Varias de las “wilayas” (franquicias) de Daesh, como las de África Central y África Occidental; y Al Qaeda en Somalia y la región del Sahel están “extendiendo su influencia y actividades, incluso a través de las fronteras nacionales”, se advierte. “Los casos de “contagio” de Mali a Burkina Faso, Costa de Marfil, Níger y Senegal; y las incursiones de Nigeria a Camerún, Chad y Níger, de Somalia a Kenia y de Mozambique a la República Unida de Tanzania son preocupantes”.

“Uno de los eventos más preocupantes de principios de 2021 fue el deterioro de la situación de seguridad en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, donde la filial local de ISIS irrumpió y ocupó brevemente un puerto estratégico cerca de la frontera con la República Unida de Tanzania antes de retirarse con un gran botín”. El grupo robó entre uno y dos millones de dólares de los bancos del área de saqueo, y “demostró la capacidad de operar en el mar en las cercanías de las islas Matemo, Vamizi y Makalowe, donde participó en secuestros, incendios provocados y redadas de extorsión utilizando lanchas rápidas”.

Por lo que respecta a Boko Haram, se ha “debilitado significativamente” por la muerte de su líder Abubakar Shekau en mayo; y se espera que unos 3.000 combatientes se pasen a Daesh. El Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS), que mató a varios cientos de civiles en ataques a gran escala en Burkina Faso, Malí y Níger a principios de este año, está recaudando dinero mediante el robo de ganado.

Los afiliados de Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (JNIM, Al Qaeda en Mali) en la zona fronteriza entre Benin, Burkina Faso y Togo, pueden estar “motivados por el acceso a recursos de extracción de oro artesanal”. El secuestro para pedir rescate “siguió siendo una fuente principal de financiación para los grupos terroristas” en la región, “y los trabajadores expatriados han sido el objetivo”.

En Somalia, “la retirada militar de Estados Unidos y la retirada parcial de la Misión de la Unión Africana dejaron a las fuerzas especiales del país luchando por contener a Al Shabaab sin apoyo estratégico”. Este grupo “ha aumentado significativamente el uso de drones para realizar sobrevuelos de reconocimiento y registrar las actividades de las fuerzas de seguridad”.

La ONU ha expresado su preocupación por la amenaza de los vehículos aéreos no tripulados armados; y la intención y capacidad del grupo de lanzar ataques contra aeronaves e infraestructura de aviación civil”, afirma el informe.

“Esa preocupación se debe a los planes de Al Shabaab para atacar aviones de vuelo bajo dentro del espacio aéreo somalí y a lo largo de la frontera entre Kenia, que es un corredor importante para vuelos humanitarios y la ruta principal para el aterrizaje de aviones comerciales en Somalia. Al Shabaab posee sistemas de defensa aérea portátiles y otras armas convencionales que podrían dañar los aviones”, añade.

El informe advierte de que, si bien Europa ha estado relativamente tranquila en términos de ataques terroristas durante la pandemia, esa tranquilidad no va a continuar. “Las autoridades antiterroristas de varios Estados miembros informaron de dificultades para identificar y atribuir ataques motivados por el terrorismo, dada la compleja relación entre la radicalización y las enfermedades mentales entre algunos perpetradores, entre otros factores que contribuyen al terrorismo”, señala el informe.

También pusieron de relieve “el desafío de que los adolescentes sean especialmente vulnerables a la propaganda por Internet, así como a las teorías de la conspiración. Ha habido casos que involucran a adolescentes de hasta 14 años en los que los niños expresaron su voluntad de realizar o facilitar ataques terroristas “.