Europa

Elecciones en Noruega

El cambio climático decidirá quién gobierna Noruega

La izquierda confía en recuperar el poder tras ocho año en la oposición pese a la histórica caída de los socialdemócratas que anticipan los sondeos

Los tres principales líderes políticos noruegos durante un debate electoral el pasado 9 de septiembre
Los tres principales líderes políticos noruegos durante un debate electoral el pasado 9 de septiembreGWLADYS FOUCHEREUTERS

La conservadora Erna Solberg, el líder político más longevo de la historia de Noruega tras ocho años en el poder, afronta una difícil reelección en las elecciones de este lunes. De poco ha servido que el país nórdico haya capeado mejor que sus vecinos la pandemia de coronavirus. Tras el Vaticano y Luxemburgo, registra el menor número de fallecidos por covid en términos per cápita. Un sondeo de TV2/Kantar anticipa que el socialdemócrata Jonas Gahr Støre (23,4%) ganará y podrá encabezar una coalición junto al Partido de Centro (14%) y la Izquierda Socialista (9,4%), pero sería una victoria más bien amarga, dado que sería su peor resultado desde 1924.

Con todo, el líder socialdemócrata que en 2013 se quedó sin poder formar Gobierno pese a ser el más votado, alerta a sus seguidores para que no se confíen de las encuestas y acudan a las urnas. “Necesitamos un Gobierno con un Partido Socialdemócrata fuerte para liderar el trabajo en los exigentes años que vienen. Va a estar muy igualado, las elecciones no están decididas”, advierte Støre.

En caso de que la coalición rojiverde no alcance la mayoría absoluta en el “Storting” (Parlamento), es decir, 85 de los 169 diputados de la Cámara, los socialdemócratas deberían negociar también con dos socios muy difíciles del bloque de izquierdas: los ex comunistas (Rødt) y el Partido Verde. El mencionado sondeo concede al tripartito de izquierdas 86 diputados, al bloque de derechas, 9 a los ex comunistas y 8 a los ecologistas.

El cambio climático y el futuro de las extracciones de gas y petróleo, la primera industria del país nórdico, que genera el 40% de su PIB y el 5% de su empleo han dominado la campaña electoral. Mientras que los grandes partidos (socialdemócratas y conservadores) abogan por frenar de forma progresiva los nuevos contratos de explotación, los pequeños partidos exigen medidas más contundentes.

Los socialdemócratas prometen una política industrial más intervencionista que canalizará el apoyo a las nuevas industrias verdes, como la energía eólica, el “hidrógeno azul”, que utiliza el gas natural para producir un combustible alternativo, y la captura y almacenamiento de carbono, que pretende enterrar el dióxido de carbono bajo el océano.

Sin embargo, es probable que cualquier negociación posterior a las elecciones sea complicada para Støre. Los izquierdistas dicen que no ofrecerán su apoyo a la ligera, mientras que los centristas exigen un enfoque más agresivo para el cambio energético.

Ahora mismo nuestro plan es presentarnos junto a nuestros dos viejos amigos de estos partidos”, explica Espen Barth Eide, portavoz de Energía socialdemócrata. “Seguimos pensando que esto funciona. Pero si su posición inicial es acabar con la exploración, eso no va a suceder... Intentaremos mantener un diálogo maduro sobre la próxima fase de la industria petrolera”.

En opinión del politólogo Johannes Bergh, del Instituto Noruego de Investigación Social, “el clima y el medio ambiente serán un tema importante, quizás el tema clave, cuando se trata de construir un Gobierno después de las elecciones”. “Será difícil para las distintas partes ponerse de acuerdo”, anticipa Bergh.

Malos presagios para la derecha

Desde el bloque de la derecha, Solberg parece no rentabilizar electoralmente haber capitaneado con éxito el país durante sus dos mandatos consecutivos la crisis de refugiados, la caída de los precios del petróleo y la pandemia. Los conservadores retrocederían, según las encuestas, hasta el 20,5%, pero peor suerte se augura a sus potenciales socios. La derecha populista del Partido del Progreso (FrP), perdería casi la mitad de sus votos y lograría un 9%, mientras que cristiano demócratas y liberales rozan el 4% necesario para entrar en el “Storting” (Parlamento).

Los críticos han acusan al Gobierno saliente de ser demasiado optimista acerca de regresar a una realidad pospandémica. A mediados de agosto, el ministro de Salud, Bent Hoie, dijo a los noruegos que “podremos bailar bailes lentos y reanudar las aventuras de una noche” a finales de septiembre”.

Pero frente a las crecientes tasas de infección, los conservadores han tenido que posponer el levantamiento de todas sus restricciones varias veces. Solberg también tuvo problemas cuando rompió las reglas de distanciamiento social de su propio gobierno en la celebración de su 60º cumpleaños en marzo, un error que también le costó una fuerte multa.