Efeméride

Babi Yar: el barranco donde 34.000 judíos fueron exterminados por los nazis

Ucrania lucha contra el olvido en el 80 aniversario de la masacre perpetrada a las afueras de Kiev

Instalación artística conmemorativa de la matanza en 1941 de Babi Yar en Kiev
Instalación artística conmemorativa de la matanza en 1941 de Babi Yar en KievEfrem LukatskyAP

Los imponentes abedules llenan Babi Yar, un terreno aparentemente apacible a las afueras de Kiev, la capital de Ucrania. Hasta ahí se trasladó Volodimir Zelenski, es el primer presidente étnicamente judío de Ucrania. El mandatario se arrodilló ante un menorá para colocar un ramo de flores y así conmemorar el 80 aniversario de la masacre donde 33.771 personas, la mayoría judíos, murieron asesinadas a manos de los nazis. Lo que ahora es un lugar de recreo para muchos ciudadanos, fue durante el 29 y 30 de septiembre de 1941 testigo del traslado de prisioneros políticos rumanos, soviéticos y la mayor parte de la comunidad judía en Ucrania.

Las fuerzas alemanas y sus colaboradores ucranianos comenzaron una matanza de dos días donde miles de personas fueron despojadas de todas sus pertenencias y enfiladas al borde de un despeñadero para ser asesinadas a tiros. El método utilizado, con armas de fuego, aseguró un breve cara a cara entre víctimas y verdugos y precedió a las cámaras de gas de Auschwitz. Según cifras oficiales, más de 100.000 personas fueron asesinadas en Babi Yar durante la Segunda Guerra Mundial.

Ochenta años después, Ucrania se afana en el trabajo de ganarle terreno al olvido de una tragedia que diferentes etapas de la historia de la nación se esforzaron en ocultar. Después de lanzar la Operación Barbarroja y con la captura de Kiev por parte de los nazis, los hombres de Hitler tuvieron el control total de la vida de millones de ciudadanos; años más tarde, con el ejército alemán en retirada se exhumaron y quemaron cientos de cadáveres para intentar ocultar lo que se escondía a pocos kilómetros de la ciudad. Posteriormente, fue el gobierno soviético el que buscó eliminar toda mención judía en los informes oficiales que obtuvieron; en 1961 intentaron llenar el barranco, lo que provocó el estallido de una presa cercana y un deslizamiento de tierra que mató a más de cien civiles.

Ucrania se enfrenta como nación a la lucha por crear un lugar de respeto que represente las diferentes sensibilidades de quienes perdieron la vida en ese barranco. La zona alberga la fosa común más grande del país. Cada gobierno democrático que ha ocupado el poder, después de la caída de la Unión Soviética en 1991, ha tenido como una de sus prioridades dignificar un campo a las afueras de Kiev que fue ignorado e incluso utilizado como basurero.

En las décadas transcurridas desde entonces, se ha erigido sobre el terreno un campo caótico de monumentos de judíos, rumanos, ucranianos y de figuras religiosas cristianas; todos en la parte más lejana de la zona donde se cometieron los asesinatos. Este es precisamente el principal reclamo de diferentes asociaciones, quieren que la extensión donde se cometieron los crímenes sea el centro de todos los homenajes.

Petro Poroshenko, el anterior presidente de Ucrania, se comprometió durante su mandato a crear un museo. El proyecto fue frustrado por un caso de corrupción en la adjudicación de contratos. Zelenski retomó el proyecto y anunció que el museo estaría listo para 2026 y se ubicará cerca del antiguo barranco. Al final de la guerra fría Auschwitz y el Holocausto empezaron a considerarse sinónimos, las cámaras de gas de Auschwitz fueron solo la última etapa de una limpieza étnica que no respetó fronteras.