Babi Yar, la matanza de judíos más macabra del régimen nazi
Se cumplen 80 años desde que un barranco de Kiev fue escenario de un trágico fusilamiento: las tropas de Hitler acabaron en 48 horas con 33.771 vidas
Creada:
Última actualización:
Entre las interminables salvajadas que los nazis realizaron en Europa a lo largo del Tercer Reich, resulta complejo seleccionar cuál fue la más cruel o decisiva. No obstante, entre lo macabro y brutal, sí podríamos escoger un episodio en concreto: la matanza de Babi Yar. Ocurrió hace 80 años, un 29 y 30 de septiembre en el barranco de Babi Yar, cercano a Kiev. Las tropas de Hitler, en plena campaña para controlar y derrotar a la URSS, tomaron la capital ucraniana el 19 de septiembre de 1941, y solo 10 días después cometieron la gran atrocidad. En 48 horas asesinaron a 33.771 judíos en dicho barranco, lo que pudo suponer el salto definitivo del régimen nazi hacia la exterminación total y el Holocausto.
“Familias enteras fueron asesinadas. La víctima más joven que pudimos identificar fue un bebé de apenas dos días”, explica a DW Anna Furman, directora del Centro Ucraniano de Conmemoración de Babi Yar. Hasta ahora no se han podido descifrar los nombres de todos los asesinados, sabiendo hasta ahora los de 28.300 personas. Además, si fusilaron a 33.771 personas en esos dos días, se estima que durante la ocupación nazi entre 100.000 y 150.000 personas fueron ejecutadas en Babi Yar. Pero no son cifras, sino gente inocente que se vio obligada a cavar su propia tumba, a acostarse desnudos sobre otros cadáveres y a esperar a ser fusilados. Sin motivo, sin razón, sin juicio previo.
Todo comenzó cuando el 22 de junio del mismo año Alemania invadió a la Unión Soviética bajo la Operación Barbarroja. En plena Segunda Guerra Mundial, las tropas nazis iniciaron su objetivo de hacerse con la URSS, así como el de proseguir con el exterminio judío y la germanización de la zona. Ante esto, y meses después, tras la explosión por parte de la resistencia de varios edificios donde residían los alemanes, estos utilizaron dicho pretexto para llevar a cabo la masacre.
Se distribuyeron folletos por todo Kiev en los que se ordenaba a los judíos que el 29 de septiembre se presentaran en un cruce de las afueras de la ciudad, a primera hora de la mañana. La amenaza era la siguiente: debían llevar dinero y abrigo y, de no presentarse, serían fusilados. Pero finalmente mataron a todos: les dirigieron al borde del barranco de Babi Yar y, con música a todo volumen y un avión sobrevolando con el fin de disimular los gritos y disparos, acabaron con 33.771 vidas.
Este hecho, además, representó un momento clave en el conocido como “Holocausto de las balas”: el fusilamiento de entre 1,5 y 2 millones de judíos en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, especialmente entre la URSS y Polonia. Tal y como explica el historiador Laurence Rees en “El Holocausto. LAs voces de las víctimas y de los verdugos” (Crítica), este tipo de matanzas “alcanzó una escala que no igualó a ninguno de los campos de exterminio. Lo que las cámaras de gas ofrecían no era tanto una forma de matar a más personas en un solo día, como los fusilamientos, sino un medio en el que los asesinatos resultaban más fáciles... para los asesinos”.
Ahora, 80 años después esta herida sigue abierta, pues se considera como un hecho histórico terrible, pero que no se debe olvidar, ni mucho menos a sus víctimas. Por ello, en Ucrania se celebró ayer un acto conmemorativo de la matanza, en el que se guardó un minuto de silencio en honor a los asesinados, así como se depositaron ofrendas florales a los pies del monumento dedicado a los judíos fusilados en Babi Yar.
El presidente ucraniano, Vlodomir Zelenski, dedicó las siguientes palabras: “Babi Yar. Dos palabras cortas que suenan como dos disparos, pero traen extensos y horribles recuerdos a varias generaciones. Porque ellas saben y recuerdan que en Babi Yar sonaron no dos disparos, sino cientos, miles, decenas de miles”. “Aparte de los judíos, eran ucranianos y romaníes, prisioneros de guerra y pacientes de un hospital psiquiátrico”, continuó Zelenski, “habrá quien escuche estas dos palabras aterradoras y estos números espantosos por primera vez”. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania calificó esta fecha como “triste y profundamente simbólica en la historia” del país.