Polémica

El pueblo italiano donde Bolsonaro es recibido con vítores

El presidente de Brasil es reconocido con la ciudadanía de honor en la localidad de Anguillara, de donde era su bisabuelo

El bisabuelo del presidente brasileño, Vittorio Bolzonaro, llegó al país carioca en 1888 con 10 años junto a sus padres y hermanos
El bisabuelo del presidente brasileño, Vittorio Bolzonaro, llegó al país carioca en 1888 con 10 años junto a sus padres y hermanosNICOLA FOSSELLAEFE

La visita a Italia del presidente de Brasil para asistir al G20 el pasado fin de semana en Roma no terminó con el final de la cumbre. Al contrario que los otros líderes presentes en la capital italiana, Jair Bolsonaro descartó viajar hasta Escocia para participar en la cumbre climática de la ONU, la COP26, que arrancó ayer en Glasgow, y el lunes se desplazó hasta Anguillara, un pueblo de unos 4.200 habitantes en la provincia de Padua para recibir la ciudadanía de honor.

Con nueve votos a favor, tres en contra y una abstención, el ayuntamiento de esta localidad situada en la región del Véneto, en el norte de Italia, aprobó recientemente conceder este reconocimiento al líder carioca, cuyos antepasados emigraron al país latinoamericano desde este rincón de Italia. Unos días más tarde, la puerta del municipio amaneció cubierta de estiércol.

Entre 1876 y 1920, más de 365.000 vénetos llegaron Brasil, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística IBGE. Uno de ellos fue el bisabuelo del presidente brasileño, Vittorio Bolzonaro, que llegó al país carioca en 1888 con 10 años junto a sus padres y hermanos, Giovanna y Tranquillo. Después de embarcar en Génova, la familia llegó al puerto de Santos, en Sao Paulo. Y en esa misma ciudad nació y creció Jair Bolsonaro. Con el tiempo modificaron el apellido porque en el dialecto de esta zona de Italia la ‘z’ se pronuncia ‘s’.

“Como el bisabuelo de Jair Bolsonaro, miles de personas abandonaron Anguillara a finales del siglo XIX”, defendió la alcaldesa de la ciudad, Alessandra Buoso, de la ultraderechista Liga, quien explicó que si bien la condecoración se confería al mandatario, en realidad, “simbólicamente va dirigida a toda la nación que él representa, a la que agradecemos la acogida de nuestros antepasados”. Y añadió: “Es un reconocimiento a todos quienes han dejado su tierra natal para partir rumbo a lo desconocido”.

La reciente petición de una comisión del Senado brasileño para llevar a los tribunales al líder ultraderechista por los errores cometidos durante la gestión de la pandemia en Brasil, que ha provocado más de 600.000 muertos, no hizo cambiar de opinión a las autoridades locales. Los vecinos, en cambio, se mostraron divididos.

Bolsonaro fue recibido entre aplausos y vítores por cientos de seguidores que ondeaban la bandera carioca, a las puertas del restaurante donde compartió un almuerzo con las autoridades locales y algunos familiares lejanos. “Estoy feliz y emocionado de estar aquí”, dijo a los periodistas. “Es un honor para mí representar a nuestra familia en Brasil”. Mientras, en la plaza de la localidad, medio millar de personas se reunieron para protestar por la concesión de la ciudadanía de honor al mandatario. Por razones de seguridad, la visita al ayuntamiento fue cancelada, y la policía tuvo que intervenir para dispersar una manifestación convocada por movimientos ambientalistas.

“La ciudadanía de honor es inoportuna porque las políticas de Bolsonaro no reflejan los valores de nuestra Constitución: no compartimos su posición sobre los homosexuales, las mujeres ni la Amazonía. Estamos hablando de un hombre que está poniendo en peligro la vida de millones de personas al oponerse a la vacuna contra la Covid19″, denunció el concejal Antonio Spada, que votó en contra del reconocimiento.

El mandatario brasileño no sólo ha sido acusado en Brasil de crímenes contra la humanidad por su gestión de la crisis sanitaria o ha defendido las teorías que relacionan las vacunas contra el coronavirus con la transmisión del SIDA, sino que también mantiene un conflicto abierto con la Iglesia católica. El obispo de Padua, Claudio Cipolla, reconoció su “profunda vergüenza” por la decisión de las autoridades de Anguillara y pidió “de todo corazón” al jefe de Estado brasileño que “promuova políticas que respeten la justicia, la salud y el medio ambiente”.

La visita a Italia de Bolsonaro ha estado rodeada de polémica. La prensa destacó el aislamiento del presidente de Brasil durante su participación en el G20. El líder ultraderechista no mantuvo ninguna reunión bilateral con otros jefes de Estado o de Gobierno, como es habitual en estas cumbres, y tampoco participó en la tradicional foto en la Fontana di Trevi. Un ‘cordón sanitario’ que rompió Matteo Salvini. El líder de la Liga se reunirá con Bolsonaro este martes en Toscana, donde el político brasileño visitará el cementerio en el que están enterrados 550 soldados cariocas que murieron durante la Segunda Guerra Mundial.