Atentados

Seis años del 13-N, la tragedia que golpeó a Francia y conmovió al mundo

En la noche del 13 de noviembre de 2015, 130 personas murieron y cientos fueron heridas en los atentados yihadistas en París, cuyos terroristas están siendo juzgados a día de hoy

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Pasaron veinte minutos de las nueve de la noche de aquel 13 de noviembre. El día en París había sido como cualquier viernes cualquiera. La gente abarrotaba las calles, celebraba que había llegado el fin de semana. Iba a los bares, al teatro, a dar un paseo o en el caso de los aficionados al fútbol, al estadio del Stade de France, en Saint Denis, donde las selecciones de Francia o Alemania disputaban un partido amistoso que llegaba por los primeros tramos del encuentro y todavía mantenía el resultado de cero a cero. Pero a partir de ese instante, todo cambió en la capital francesa.

El 13 de noviembre de 2015, tres terroristas yihadistas se inmolaron haciendo explotar sus cinturones explosivos. Casi simultáneamente a estos ataques, dos comandos ametrallaron las terrazas de varios cafés de los distritos 10 y 11, en pleno corazón de la ciudad. Todo al grito de “Allahu Akbar” y “es por Siria”. En la sala de fiestas Bataclan son asesinadas más de 80 personas tras haber sido tomadas como rehenes; 18 más en el boulevard de Charonne; 14 en la rue Alibert; 5 en la rue de Fontaine-au-roi; 2 en el Stade de France y una en el boulevard Voltaire.

En 33 minutos, sucedió todo. Desde las 21:20 que tuvo lugar la primera explosión y se cobra con la primera víctima, a las 21:25 tuvo lugar el tiroteo en las terrazas del distrito X, a las 21:30 vuelve a detonarse una bomba cerca del estadio, a las 21:32, las terrazas del distrito XI, a las 21.40, la masacre de Bataclán, y a las 21:53, de nuevo en Saint-Denis.

En total, 129 personas resultaron muertas y centenares heridas. Familias quedaron totalmente destrozadas y parientes traumatizados. Algunos de los terroristas fueron abatidos esa misma noche y otras de las víctimas habían sido tomadas como rehenes. Una sola noche que, con un total de ocho atentados, dejó París manchada de sangre, dejó huella en un país que todavía se recupera del suceso y marcó la historia de Occidente, en una lucha contra el Estado Islámico que está presente hasta nuestros días.

Sin duda, las consecuencias pudieron ser peores. Miles de personas reunidas en un estadio, que por “fortuna”, estaban dentro y no en las inmediaciones. Si la bomba se hubiera detonado en el momento en que esperaban para entrar o salir, la tragedia hubiese sido mayor. Asimismo, otras tantas reunidas en una sala de conciertos que, en primera instancia, pensaron que el sonido eran petardos.

Juicio

La cicatriz sigue siendo profunda. El recuerdo, doloroso y vivo. Y el pasado 8 de septiembre, comenzaba el juicio por los atentados cometidos. Durante estos dos meses y los siete restantes, los acusados (catorce presenciales y seis en ausencia) se sentarán en el banquillo y las víctimas contarán su versión sobre esa noche de terror, compartiendo las secuelas personales mezcladas con un miedo colectivo.

Un juicio histórico, cuya preparación y logística fueron titánicas. cerca de 1.800 personas que se han constituido como parte civil, los más de 300 abogados y centenares de periodistas acreditados que están presentes durante el evento. El reto, sin duda, es que se haga justicia.

Son franceses, belgas, argelinos, suecos o paquistaníes, y la mayoría de ellos son desconocidos para el público. Responsables logísticos, mensajeros, intermediarios… El único superviviente, Salah Abdeslam, quien se definía como “un soldado del Estado Islámico” el primer día de la acusación. Abdeslam ya fue condenado en Bélgica a 20 años de prisión por haber atacado a un grupo de policías el 18 marzo de 2016, cuatro días antes de los atentados registrados en el aeropuerto y el metro de Bruselas, que dejaron 32 fallecidos. El expresidente francés, François Hollande, también declaró como testigo ante el juzgado el pasado miércoles. “El Estado Islámico nos atacó por nuestro modo de vida”, dijo, exculpando de que las consecuencias tuvieran que ver por “las acciones en el extranjero”, en relación a las intervenciones militares francesas que él ordenó durante su mandato en Siria, Irak y Malí.