Seis años después

Francia juzga a los autores del atentado de Bataclan

Entre los 20 acusados del megajuicio que arranca el miércoles, se encuentra Salah Abdeslam, el único yihadista que sobrevivió

Memorial por las 130 muertos de la cadena de atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015 en París
Memorial por las 130 muertos de la cadena de atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015 en ParísCHRISTOPHE PETIT TESSONAgencia EFE

Casi 6 años han pasado desde los atentados terroristas más sangrientos jamás registrados en Francia. El 13 de noviembre de 2015, en la ciudad de París, unas 130 personas caían bajo el operativo del grupo yihadista Estado Islámico, que abrió fuego y activó explosivos en varios puntos de la ciudad: el distrito 11 en el centro de París– famoso por sus ambiente festivo de bares y cafés- el estadio de fútbol de Francia y el tristemente célebre teatro Bataclán. Este último fue el escenario de la mayor masacre vivida esa noche: 98 fallecidos y decenas de heridos, en un asalto con fusiles Kalashnikov, perpetrado por tres yihadistas.

Este miércoles 8 de septiembre, el caso llega finalmente a los tribunales en un mega-proceso jamás visto: hablamos de 1.800 civiles demandantes de 20 nacionalidades diferentes, más de 300 abogados y 140 medios acreditados. Una masa enorme de personas que durante nueve meses se darán cita en el Palacio de Justicia, en pleno corazón de París, para ser testigos y protagonistas de un proceso que juzgará a 20 acusados de la preparación o la ejecución de los atentados del 13 de noviembre.

El expediente está conformado por nada menos que un millón de páginas, minuciosamente estudiadas por nueve jueces especializados en anti-terrorismo.

Por supuesto, el lugar donde se piensa reunir a 14 terroristas tiene que ser fuertemente protegido. Y la ubicación geográfica no podía ser peor en materia de seguridad: el Palacio de Justicia de París se encuentra en pleno centro, frente a la Catedral de Notre Dame, a dos pasos del ayuntamiento, a pocas cuadras del Museo del Louvre. Todas las precauciones son pocas. De hecho, las autoridades no han accedido a revelar el número de efectivos policiales y militares que estarán custodiando el lugar. Sólo se sabe que el perímetro de las calles aledañas estará cerrado a la circulación de vehículos y peatones de martes a viernes, los días de audiencia.

Los trayectos de los acusados desde la prisión hasta el Palacio de Justicia se harán en fechas diferentes, sin especificar cuáles. Se han construido 12 puertas de seguridad para ingresarlos al edificio, que no estarán al alcance de los demandantes ni de la prensa.

Por su parte, los servicios de inteligencia franceses duplicarán sus esfuerzos para desactivar posibles actos de violencia en el marco del juicio.

La sala “Grand Procès”

Para albergar un proceso judicial histórico, el más grande en materia criminal que se haya desarrollado en Francia, tanto los demandantes como las autoridades judiciales se decantaron por el tradicional Palacio de Justicia de París. Pero había un problema importante: ninguna sala era lo suficientemente grande como para recibir a todos los actores del caso.

Por ello, apenas en enero de 2020, se inició la construcción acelerada de una enorme sala de audiencias, bautizada como “Grand Procès” (Gran Juicio). Un enorme espacio de más de 750 metros cuadrados, en forma de cubo de madera y cristal, dotado de cámaras y sistemas de audio totalmente nuevos con el fin de transmitir las audiencias en directo vía Web Radio – sólo a las personas autorizadas- y grabar en vídeo todas las intervenciones del proceso, para luego ser custodiadas por los Archivos Nacionales de Francia.

El costo de este recinto, construido específicamente para el mega-juicio, es de 7.5 millones de euros.

Entre la sala “Grand Procès” y los 15 salones aledaños de la Corte de Apelaciones - habilitados para la prensa, demandantes y abogados- el Palacio de Justicia podrá recibir unas 1.200 personas al mismo tiempo.

Los veinte del banquillo

Entre los veinte acusados de los atentados de 2015, sólo 14 estarán presentes en el Palacio de Justicia de París.

Once permanecen bajo arresto y tres se encuentran en libertad condicional. Otros seis serán juzgados en ausencia, incluyendo a los hermanos franceses Fabien y Jean-Michel Clain, a quienes se les considera muertos desde 2019 tras el ataque aéreo de la coalición internacional en Siria. Los Clain fueron la voz de ISIS al reivindicar los atentados del 13 de noviembre a través de un mensaje de audio. También se da por muerto a Osama Atar, yihadista belga, sospechoso de haber planificado los ataques de París desde Siria.

Pero sin duda, el acusado más esperado del mega-juicio es Salah Abdeslam, el único miembro sobreviviente de los comandos que mataron a 130 personas esa noche. Todos sus compañeros fueron abatidos por las fuerzas del orden o se suicidaron en la ejecución de los atentados, como lo hizo su hermano, Brahim.

Salah Abdeslam es un francés de origen marroquí, de 32 años de edad, al que se le acusa de haber actuado como chofer para el grupo que abrió fuego en el teatro Bataclán, así como de participar en la elaboración de explosivos utilizados esa noche del 13 de noviembre de 2015. En declaraciones ante las autoridades belgas, Abdeslam ha declarado que “renunció a activar el cinturón de explosivos que llevaba encima en el Stade de France”, una teoría que deberá ser comprobada en la corte a partir de este miércoles.

Abdeslam fue detenido en Bélgica en marzo de 2016 y extraditado a Francia, donde permanece encerrado en la prisión de Fleury-Mérogis, en el departamento de Essone, a unos cuarenta kilómetros de París.

Su detención exige medidas de seguridad extraordinarias que lo han convertido en el prisionero más caro de Francia: 433.000 euros al año, según cifras oficiales del ministerio de justicia.

Su comparecencia es muy esperada en este mega-juicio ya que, durante años, Abdeslam se ha refugiado en el derecho a no declarar, dejando vacíos de información importantes en la investigación. Su nueva abogada - la tercera desde su detención- Olivia Ronen, asegura que su actitud cambiará a partir de este miércoles.

Casi todos los acusados enfrentan penas que van desde 20 años de prisión a cadena perpetua.